Nuestra primera llamada en grupo se prolonga hasta bien entrada la tarde.
Erkki Virkkala, que tiene dieciocho años, acaba de despertar en su casa de Kaustinen y se disculpa por estar aún aturdido, mientras que al otro lado del pueblo, Iikka Huntus, de dieciséis años, sube jadeando por la pista de esquí donde trabaja como monitor de campamento juvenil.
Estamos en junio, pero es como si el verano no hubiera empezado aún. Todo está por llegar.
A los chavales, que son lo bastante jóvenes como para ser llamados así, les hace gracia que alguien quiera escribir sobre ellos y lo comentan antes de ponernos a conversar.
La segunda vez que nos encontramos, en julio y casi por casualidad, están haciendo lo que mejor se les da: tocar música.
Virkkala y Huntus no tocan la guitarra o la batería, como cabría esperar de unos muchachos de su edad (aunque también tocan esos instrumentos). En lugar de eso, están interpretando con sus violines música del folclore finlandés.
Poco después me topo en el periódico con un artículo que habla sobre ellos. Acaban de ganar el prestigioso Certamen Konsta Jylhä, que hace honor a uno de los compositores folclóricos más famosos de Finlandia, y el jurado les ha dedicado grandes elogios.
Y, por fin, llega el momento de conocerlos en persona, charlar un rato con ellos y, lo que es más importante, oírlos tocar.
Las raíces musicales son profundas

Huntus y Virkkala creen que la música ha de ser divertida y que se trata más de tocar que de actuar. Para ambos, lo importante es disfrutar del momento.
No podía ser de otro modo.
Si tus padres, tíos, abuelos y también en las generaciones anteriores ha habido músicos desde que se tiene memoria, ¿qué otra cosa te imaginas haciendo de adulto?
Virkkala se inició en el violín a los tres o cuatro años. Un año más tarde empezó a recibir clase de su abuelo, Mauno Järvelä, un respetado violinista y profesor que desarrolló el método Näppäri, un sistema que, partiendo del enfoque grupal, se sirve de la música folclórica para hacer que los niños disfruten y se sientan cómodos tocando su instrumento. Este método ha llevado a miles de personas, tanto en Finlandia como en el extranjero, a descubrir la música sin la presión de las audiciones o los exámenes.
Cerca de allí, Iikka Huntus también comenzó a tocar el violín antes de entrar en la escuela, gracias a la influencia de su padre.
Aun así, de no haber practicado, las clases de música hubieran podido resultar estresantes para ambos, pero gracias al apoyo de sus padres nunca se plantearon abandonar.
La chispa musical surgió cuando por fin coincidieron en la misma orquesta juvenil, a principios de la década de 2020. La madre de Virkkala era la profesora de violín de Huntus y pensó que los chicos podrían congeniar.
Su primer encuentro ni siquiera tuvo que ver con la música —estuvieron cocinando juntos tortillas mexicanas—, pero los violines no tardaron en encontrar la manera de llegar a sus manos, ni tampoco les hizo falta discutir sobre qué tocar, porque desde su nacimiento ambos habían crecido envueltos en la música folclórica.
Sencillamente, las piezas encajaron.
A partir de entonces, tocar no solo se convirtió en algo divertido, sino en lo mejor que podían hacer.
Cuando tradición e innovación se unen

Además formar un dúo, los chicos tocan en muchos otros grupos, como Ottoset. En el Festival de Música Folk de Kaustinen, que dura una semana, tuvieron más de treinta actuaciones.
“Te toca”.
“No, te toca a ti”.
Durante la entrevista, Huntus y Virkkala bromean como viejos amigos, terminando uno las frases del otro.
Sus primeros conciertos como dúo tuvieron lugar en verano de 2023, en el Festival de Música Folk de Kaustinen, el mayor evento de ese género en los países nórdicos. Sus actuaciones fueron todo un éxito y les siguieron otras muchas. Virkkala y Huntus tocan sobre todo melodías de la tradición de los pelimanni, pero adaptándolas a su propio estilo.
Su sonido se caracteriza a menudo por un tempo rápido y ciertos toques de música clásica. Por ejemplo, en el Certamen Konsta Jylhä, se les encargó que interpretaran piezas del difunto compositor de estilo pelimanni, pero arregladas a su manera:
“Fue una actuación de locura”, dice Virkkala.
“Había muchos matices de música clásica e influencias del folk sueco y del jazz. Las partes más rápidas sonaban a ratos como la música de Kaustinen, otras como bluegrass, había mucha exprimentación, mucho juego. Intentamos sacarle todo el partido posible a los instrumentos”.
Una actitud distendida

“Cualquier persona, venga de donde venga, puede comunicarse a través de la música”, afirma Huntus.
Si no conoces la forma de tocar el violín al estilo de Kaustinen o pelimanni, no te preocupes. Puede que no sea tan conocida como el flamenco. Todavía…
Kaustinen, una pequeña ciudad de tan solo 4000 habitantes en la Ostrobotnia Central (costa oeste de Finlandia), es famosa por su música de violín.
A lo largo de los siglos los violines han acompañado bodas, funerales y celebraciones. Hoy en día, hay cientos de personas de todas las edades que mantienen viva la música, desde los ancianos hasta los jóvenes como Virkkala y Huntus.
En 2021, el estilo folclórico de tocar el violín de Kaustinen fue incluido en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, en la que también figura la cultura finlandesa de la sauna y, gracias a las solicitudes de varios países, el soplado de vidrio y los barcos de casco trincado.
Aunque muchas tradiciones se mantienen vivas gracias a los más mayores, en Kaustinen hay cientos de personas de todas las edades que tocan música folclórica, como los jóvenes Virkkala y Huntus.
Erkki Virkkala e Iikka Huntus interpretan su propia versión de Olutmarssi, de Konsta Jylhä.
Ambos son músicos experimentados, pero todo lo que hacen tiene un aire desenfadado. Si pudieran transmitir algo de su generación al mundo de la música folk, sería la desenvoltura y la alegría, en lugar de otras formas de tocar serias y orientadas a objetivos.
Su enfoque podría denominarse kassothan, “a ver qué sale”, en finés.
“A veces una canción funciona en el concierto, aunque no lo haya hecho en el ensayo”, dice Virkkala.
“No es tan grave. Ya veremos”.
Mirando hacia adelante: la música es el futuro.

“Los mejores momentos son aquellos en los que la música fluye y tu mejor amigo está a tu lado, manteniendo contigo una conversación a través de su instrumento”, dice Huntus.
¿Qué se siente cuando la vida de uno, su trabajo y su hogar ya han sido decididos? Cuando se nace en una familia de pelimanni de Kaustinen, las posibilidades de romper con la tradición son escasas.
“A veces, mientras toco, pienso en lo sólidas que son mis raíces”, afirma Huntus.
“Estoy agradecido por cómo he crecido en este mundo”.
“A veces me parece injusto para otras personas que querrían tocar, cuando a mí me ha resultado tan fácil”, añade Virkkala.
Ahora ambos se alegran de que sus padres les animaran a aprender de pequeños.
Cuando a principioas del verano les pregunté por primera vez sobre sus planes de futuro, Huntus se mostró cauteloso, pero vi que Virkkala daba por hecho que se dedicaría a la música.
Ahora Huntus parece convencido de su camino. “Estoy seguro de que seguiré haciendo música. A no ser que un meteorito impacte en la Tierra, entonces quizá no”.
¿Qué es lo mejor de tocar y de todo este periplo?
“La diversidad de la música, los momentos eureka y el hecho de componer”, responde Huntus.
“Las distintas sensaciones que experimentas cuando tocas o escuchas música. Y la oportunidad de jugar con el sonido como forma de expresión”, añade Virkkala.
Para terminar, Huntus añade algo que pone el broche final a la historia. “Bueno, y tocar con Erkki. Eso es lo mejor”.
Texto, fotos y vídeo de Emilia Kangasluoma, septiembre de 2025
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