El ambiente en el aeropuerto de Helsinki está cargado de expectación. Los pasajeros se reúnen junto al avión y la sobrecargo Nina Merisalo-Reunanen les va informando sobre el vuelo.
“La tecnología de este aparato data de 1935”, explica. “Hoy volaremos a una altitud de unos 300 metros y a una velocidad de 250 kilómetros por hora”.
Desde esa altura tan reducida las posibles vistas panorámicas de la costa suenan prometedoras.

La asistente de vuelo Nina Merisalo-Reunanen diseñó ella misma su uniforme, que hace juego con el encanto histórico de la aeronave.
A pesar de las oscuras nubes de tormenta que se ciernen sobre ellos, el grupo de amantes de la aviación acaba de recibir la autorización para embarcar.

El avión estará listo para embarcar en cuestión de minutos. Los DC-3 suelen contar con hasta 32 asientos.
En el interior de la aeronave, la cabina representa un mundo distinto al de los viajes aéreos modernos. Los pasajeros se sientan en una posición ligeramente reclinada hasta el momento del despegue, cuando los motores cobran vida y el fuselaje comienza a vibrar. Hay espacio de sobra para las piernas, pero no hay aire acondicionado: el aire fresco entra por una ventana lateral de la cabina del piloto y por otra situada en la parte trasera de la cabina.
Con su interior, en el más puro estilo años 60, y la tripulación, ataviada con uniformes inspirados en la misma época, el aparato parece transportarnos directamente a otra era.
De servir en tiempos de guerra a servir en cielos de paz

Nina Merisalo-Reunanen da las instrucciones de seguridad en la cabina. Con su interior de los años 60, el vuelo se convierte en un viaje al pasado.
La historia de este DC-3 comenzó lejos de Finlandia. Su construcción, a cargo de la Douglas Aircraft Company en su fábrica California, concluyó en la víspera de Navidad de 1942. Originalmente fue encargado por Pan American Airways, pero se incorporó al servicio del Ejército de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial.

Gracias a las prominentes ventanillas traseras, las vistas de la costa y del lateral del avión son magníficas. Los vuelos tienen una altitud máxima de tres kilómetros, debido a los requisitos con respecto al oxígeno.
Acabado el conflicto, el avión fue enviado a Oberpfaffenhofen, en Alemania, antes de ser adquirido por el Gobierno finlandés. Con la matrícula OH-LCH, realizó su primer vuelo de pasajeros Helsinki-Vaasa ese mismo verano, en junio de 1948. El vuelo fue operado por la compañía Aero, que más tarde se convertiría en Finnair, la quinta aerolínea más antigua del mundo, aún en activo en la actualidad.
Carga. Inteligencia y una segunda vida

Para poder contemplar un paisaje tan hermoso como este, salpicado de bosques y campos sembrados, no es necesario alejarse demasiado de Helsinki.
En diciembre de 1960, el aparato fue desmantelado con el fin de obtener piezas de repuesto, y posteriormente fue reensamblado y acondicionado con la incorporación de una gran puerta para el transporte de mercancías. Permaneció en servicio hasta abril de 1967, fecha del último vuelo de un DC-3 de Finnair.
Las Fuerzas Aéreas de Finlandia compraron el avión en 1970 y lo utilizaron hasta su retirada, en 1985, como avión de inteligencia de señales. Un año más tarde fue adquirido por la empresa finlandesa Airveteran y reconvertido de nuevo, esta vez para vuelos de sus miembros. Tras décadas de servicio, el avión cuenta ahora con más de 35 000 horas de vuelo, lo que equivaldría a volar durante cuatro años sin interrupción.
Pasión y dedicación

La mayoría de los vuelos en DC-3 para los socios tienen lugar en la región de Helsinki y en otras zonas del sur de Finlandia, además de algún que otro viaje a ciudades del Báltico. Este vuelo corto, de menos de 30 minutos, fue siguiendo la costa este de Helsinki.
Airveteran sigue siendo la propietaria del avión, pero los vuelos son operados por una asociación de aviones DC local. Cada verano, cerca de 2000 pasajeros surcan los cielos a bordo del OH-LCH. La inscripción está abierta a todo el mundo y hay voluntarios que se encargan del buen mantenimiento del avión.
“Entre los pasajeros hay tanto finlandeses como extranjeros interesados en el mundo de la aviación”, nos cuenta Petri Petäys, presidente de la asociación. “En todo el mundo quedan entre 180 y 200 aviones DC-3 en condiciones de volar, pero este tipo de aeronaves se utilizaban anteriormente de forma generalizada. Sin ir más lejos, todavía se utilizan en el transporte comercial de mercancías y pasajeros en América del Norte y del Sur”.

Además de pilotar vuelos de larga distancia para Finnair, el capitán Miikka Rautakoura disfruta volando en su tiempo libre y es miembro del grupo acrobático Arctic Eagles. Por su parte, el copiloto Henri Airava también cuenta con una amplia experiencia y trabaja como capitán para la Norwegian Air Shuttle.
El capitán Miikka Rautakoura destaca que, a diferencia de las modernas cabinas computarizadas, en este avión todo funciona mecánicamente.
“Ante todo, los DC-3 han demostrado tener un diseño muy bueno”, afirma. “De hecho, fue la introducción de este modelo en particular lo que hizo que los vuelos comerciales fueran rentables”.
Por cada hora de vuelo, se somete la nave a un mantenimiento de entre 15 y 40 horas, proceso que es llevado a cabo por voluntarios de la asociación.
“La recompensa está en ver las sonrisas de los pasajeros al bajar del avión”, concluye Rautakoura.

Tras casi 40 años trabajando en Finnair, Nina Merisalo-Reunanen es ahora azafata voluntaria en este DC-3 de época.
En este artículo hay información histórica procedente del sitio web de la DC-yhdistys ry (Asociación DC de Finlandia).
Texto de Anttoni Tumanoff, agosto de 2025
Fotos de Emilia Kangasluoma