Mannerheim (4 de junio de 1867 – 27 de enero de 1951), el héroe de guerra más famoso de Finlandia, fue presidente de la nación entre agosto de 1944 y marzo de 1946. Guió al país durante la transición de la guerra a la paz.
Sirvió en el ejército ruso, donde ascendió hasta el rango de general, antes de que Finlandia se independizara, en 1917. Más tarde, ya en Finlandia, fue nombrado mariscal de campo y durante la Segunda Guerra Mundial fue comandante en jefe de las fuerzas finlandesas, para después convertirse en presidente de la nación. Ningún militar había ocupado la presidencia de Finlandia anteriormente, ni lo ha hecho después. Mannerheim tenía 78 años cuando se retiró por razones de salud.
Del ejército ruso a la presidencia de Finlandia
Mannerheim era finlandés de nacimiento, pero a los veinte años, en otoño de 1887, se enroló en el ejército ruso, donde sirvió al emperador durante 30 años. Perteneció al círculo más cercano de la Corte Imperial. Tras la revolución, Mannerheim huyó a Finlandia, en enero de 1918.
Inmediatamente después de ganar su independencia, Finlandia experimentó una corta pero despiadada guerra civil entre los Rojos —los socialistas— y los Blancos, como se denominaba a las fuerzas burguesas. Mannerheim lideró el ejército Blanco, que derrotó a los Rojos empleando a menudo medidas drásticas. Las potencias extranjeras también intervinieron en la Guerra Civil: Alemania apoyó a los Blancos y la Rusia Soviética a los Rojos.
La Guerra Civil dividió a la nación, y sus cicatrices no comenzaron a sanar hasta finales de 1930, cuando Mannerheim logró un acercamiento con la izquierda, ganando finalmente la confianza de los socialdemócratas.
A Mannerheim no le faltaron detractores durante los años veinte y treinta, pero cuando la Unión Soviética atacó a Finlandia en otoño de 1939, los socialdemócratas aprobaron su nombramiento como comandante en jefe del ejército. Conservó la confianza de la izquierda durante la Guerra de Continuación, que comenzó en verano de 1941, también contra la Unión Soviética.
Convencido por unanimidad para que fuera presidente
En agosto de 1944, cuando el Parlamento eligió presidente a Mannerheim, la independencia de la nación corría un gran peligro. Finlandia llevaba tres años en guerra con la Unión Soviética y había tenido un pacto militar con Alemania.
Los ataques del ejército soviético se habían sucedido durante todo el verano. El ejército finlandés se vio obligado a retirarse y sufrió grandes pérdidas. La guerra ya se había cobrado la vida de 70 000 soldados finlandeses.
El Parlamento quería que Finlandia pusiera fin al pacto con Alemania y estableciera un acuerdo de paz por separado con la Unión Soviética.
Algunos miembros del Parlamento pensaban que Mannerheim era el único que disponía de la autoridad necesaria para guiar al país de la guerra a la paz. Por esta razón, los principales políticos de la derecha, del centro y de la izquierda intentaron convencerlo —aunque él se mostró reacio— para que se convirtiera en jefe del Estado. A pesar de la carga de la historia, Mannerheim logró desempeñar el papel con éxito.
En otoño de 1944, Finlandia acordó el armisticio con la Unión Soviética. Aunque las condiciones que le fueron impuestas fueron muy duras, el país logró evitar la ocupación y pudo mantener la independencia y su sistema democrático. Finlandia rompió la alianza con Alemania y en invierno de 1945 expulsó a las tropas alemanas asentadas en el norte.
Acabada la contienda, la Unión Soviética exigió que Finlandia fuera castigada por su liderazgo en tiempos de guerra. Ante la insistencia de la Unión Soviética, el presidente Risto Ryti, el primer ministro Edvin Linkomies y el ministro de finanzas Väinö Tanner, que también había sido presidente del Partido Socialdemócrata durante la guerra, fueron condenados, entre otros.
Por el contrario, Mannerheim no fue condenado, a pesar de que su cargo durante la guerra fue como mínimo tan importante como el de los líderes políticos que fueron castigados. La Unión Soviética no exigió de forma activa su condena, aunque después de la guerra la prensa soviética lo criticó implacablemente
Mannerheim sigue siendo objeto de interés
La larga carrera de Mannerheim ha sido objeto de escrutinio desde su muerte, acaecida en 1951. Los balances resultantes han sido conflictivos y a menudo han estado impregnados de tintes políticos. Además, la Guerra Fría hizo difícil sopesar el trabajo de su vida. La Unión Soviética se interponía de inmediato cada vez que Mannerheim era tema de discusión pública en Finlandia
Sin embargo, desde el final de la Guerra Fría, las opiniones convergen casi unánimemente en un punto, y es que el corto período de Mannerheim como presidente, durante el cual guió a Finlandia de la guerra a la paz, fue su logro más importante.
Incluso sus críticos más acerbos están dispuestos a admitir que Mannerheim era la persona más adecuada para la tarea en ese momento particular. Es poco probable que otro finlandés lo hubiera hecho mejor que él.
La vida y la carrera de Mannerheim han sido más analizadas que las de cualquier otro finlandés. En Finlandia y en el extranjero han sido publicados casi 300 libros sobre él, y constantemente aparecen nuevos estudios sobre su persona.
Mannerheim sigue siendo objeto de un gran número de discusiones entre los historiadores. Algunos autores lo admiran —e incluso lo veneran— como a un héroe salvador de la patria. Otros, sin embargo, critican sus actuaciones durante la Guerra Civil, o cuestionan sus habilidades como líder bélico durante las Guerras de Invierno (1939-1940) y Continuación (1941-1944).
De generación en generación, la vida de Mannerheim continúa fascinando a los finlandeses de a pie. Su residencia de Helsinki es museo desde hace más de 60 años y sigue siendo muy popular. Mannerheim fue un aristócrata y su casa es el reflejo de lo interesantes y ajetreadas que fueron su vida y sus expediciones.
Por Unto Hämäläinen, mayo de 2017
El autor es periodista especializado en historia política de Finlandia.