“Esta es la mano sanadora del bosque”, afirma Laura Foon, curandera tradicional de sauna, mostrando un exuberante ramo hecho de pequeñas y suaves ramas de arce.
“El arce es el protector de la sauna”, dice. “Es purificador y ayuda a que el cuerpo se llene primero de energía y a que luego se relaje durante los tratamientos”. Foon es la presidenta de la Asociación de Sanadores Tradicionales de Sauna, de la que fue una de las fundadoras en 2020. Se trata de un colectivo finlandés dedicado a la cultura inmaterial, la curación tradicional y los rituales de la sauna.
Según Foon, el arce también mueve el aire de la sauna y ayuda a que circule el löyly, el vapor que se eleva al verter agua sobre las piedras calientes de la estufa.
Mente, cuerpo y alma
El löyly es, por supuesto, la clave de la sauna, el baño de vapor finlandés por excelencia y fuente de bienestar en nuestra cultura. La historia de la sauna finlandesa se remonta a 10 000 años, según algunas fuentes, y la “cultura de la sauna en Finlandia” figura en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco. En Finlandia, donde hay más de tres millones de saunas para una población de 5,6 millones de habitantes, este saludable baño de vapor es parte indispensable de la vida cotidiana y beneficia a la mente, al cuerpo y al alma.
Foon es una de las fundadoras de la Sauna Tradicional de Sipoonjoki (Sipoonjoki Heritage Sauna), situada en el campo, a unos 35 kilómetros al noreste de Helsinki. Sus tratamientos y los de sus colegas, incluyen algunas tradiciones folclóricas, como los hechizos de sauna. Una sesión sanadora puede durar de 20 a 90 minutos.
Vapor reconfortante
Mientras el cliente permanece cómodamente tumbado boca abajo o boca arriba en el banco de la sauna, el sanador va azotándole la piel con suavidad, de la cabeza a los pies, con un manojo de ramitas de árbol. El mismo haz se utiliza también para trazar círculos en el aire por encima del paciente.
El curandero de sauna puede pronunciar un hechizo recitándolo o cantándolo, como una forma de meditación sobre la curación por el löyly o una llamada a Mielikki, la diosa finlandesa del bosque y la caza.
El árbol más común para fabricar los manojos es el abedul, al que Foon llama “la madre de todos los árboles finlandeses”, aunque también asegura que cualquier planta o árbol que no sea venenoso sirve para su uso en la sauna.
Beneficios múltiples
Cada árbol contiene un simbolismo y unos valores específicos, arraigados en la tradición popular finlandesa y en los conocimientos transmitidos de generación en generación por los curanderos de sauna.
“Entre mis árboles favoritos están el pino, el abeto y el enebro, que es un poderoso sanador, ya que es antiséptico y beneficioso para los pulmones y la respiración, y el abedul para la curación y el baño, ya que es un detergente natural y hace que todo fluya”, explica Foon.
Los propósitos y los beneficios de la sauna son múltiples: físicos, psicológicos, sociales y espirituales. La transmisión de la tradición folclórica a los tiempos modernos incluye la sabiduría estacional, como el empleo de árboles específicos en determinadas épocas del año.
Sudar las preocupaciones
En cuanto al porqué del creciente interés por el patrimonio tradicional de las saunas, Foon nos explica: “En Finlandia, las dos últimas generaciones renegaron de sus raíces, pero la tecnología no nos ha aportado ni felicidad ni sentido de pertenencia. Mientras, los tratamientos tradicionales de sauna y la sabiduría popular han resistido el paso del tiempo, aportándonos un sentimiento de alegría y pertenencia comunitaria”.
Y prosigue: “Cuando te desnudas en la sauna, te quitas de encima todas tus cargas, y con el sudor desaparecen el dolor, el estrés y las preocupaciones. La sauna es un templo que empieza en el bosque y cuyo propósito es el de cuidar y compartir”.
Cinco árboles cuyas ramas se utilizan para hacer manojos para la sauna
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Por Katja Pantzar, octubre de 2024