Los abetos se elevan hacia el cielo por encima de nuestras cabezas, proporcionando una acogedora sombra que nos protege del sol en este día tan caluroso. «Estos árboles tienen más o menos mi edad», dice Jouko Sipilä, que tiene 70 años.
Nos encontramos en las tierras de Sipilä, en un bosque cerca del pueblo de Eteläinen, cuyo nombre en finés quiere decir “sureño”. Técnicamente estamos dentro de los límites del municipio finlandés de Hämeenlinna, en el sur de Finlandia, en un lugar que podría describirse como “en medio de la nada”. Sin embargo, según como se mire, estamos en el centro de Finlandia, o más concretamente en el centro de población de Finlandia.
Era abril de 2020 y Jouko y su hija Hanna, de 45 años, estaban de picnic en las cercanías cuando recibieron un correo electrónico del Centro Nacional de Estadística en el que se les informaba de que el punto Weber estaba en ese momento en su territorio.
Denominado así en honor al economista y geógrafo alemán Alfred Weber (1868-1958), el punto Weber es la mediana geométrica, el centro donde se minimiza la suma de las distancias. ¿Suena complicado? Bueno, la verdad es que es un tanto complejo. Significa que en las tierras de la familia Sipilä se encuentra el lugar donde la distancia media desde cada habitante de Finlandia es la más corta.
[Nota del editor: No deje de leer nuestros artículos sobre la vida en los pueblos más lejanos del norte y sur de Finlandia y también sobre los más orientales y occidentales.]
El palo de un almiar como señal
La idea es ingeniosa: si los 5,5 millones de habitantes de Finlandia quisieran reunirse en un lugar determinado, esta sería la elección más equitativa, al menos en teoría. En la vida real, las consideraciones sobre el transporte influirían mucho en la decisión, por no hablar de las cuestiones de espacio y otros factores.
Dado que la población de Finlandia se concentra en la parte meridional del país, los habitantes de Helsinki sólo tendrían que recorrer unos 100 kilómetros, mientras que los de Utsjoki, en el extremo septentrional, en la frontera con Noruega, tendría que recorrer más de diez veces esta distancia.
En cuanto al señor Sipilä, con solo andar kilómetro y medio podría disfrutar de una multitudinaria cita con sus 5,5 millones de conciudadanos.
Los Sipilä no alardean del hecho tener el punto Weber en sus tierras.
«Íbamos a organizar una pequeña fiesta con la gente del pueblo, pero la hemos pospuesto causa del coronavirus», dice Hanna, que vive en Helsinki, pero que debido a la pandemia se quedó sin empleo temporalmente y ha pasado la primavera y el principio del verano 2020 con su padre.
Padre e hija han colocado pequeños carteles para indicar la ubicación. Una sencilla placa fijada al palo de un almiar señala el lugar exacto, pero Jouko y Hanna tienen idea de instalar una señal más permanente.
Hoy aquí, mañana allí
De acuerdo con el concepto jurídico finlandés del derecho de acceso público a la naturaleza, todo el mundo tiene derecho a transitar libremente por el campo, sin importar de quién sea la propiedad del terreno, así que cualquiera puede visitar el punto Weber de Eteläinen, mientras este siga allí, claro.
«Ahora está aquí, pero el año que viene a lo mejor ya no está», dice Jouko.
En efecto, el punto Weber está en constante movimiento. Como la población de Finlandia se concentra cada vez más en las ciudades del sur, este se ha ido desplazando discretamente, a una velocidad de más o menos un kilómetro por año. Como es probable que esta tendencia continúe, podría bastar un año para que el punto se desplace más allá de las tierras de Jouko Sipilä.
Es más, como la determinación del punto en el que nos encontramos se basó en una medición efectuada en abril de 2020 ¾varios meses antes de que yo visitara a los Sipilä¾, para cuando lean este artículo el punto Weber podría haberse desplazado ya.
Los cambios demográficos también son evidentes en la vida local. Jouko recuerda que cuando era niño en la escuela del pueblo había unos cincuenta alumnos, mientras que en esta misma zona hoy en día no llegan a diez los niños en edad escolar.
«Como yo, muchos de mi generación se mudaron a Helsinki», dice Hanna, «pero conozco a algunos que viven aquí y van a Helsinki para trabajar». Aunque la capital es la que atrae a más gente, hay otras ciudades en Finlandia ¾la mayor parte de ellas también en el extremo sur del país¾ que también se están llevando su parte de esta prolongada tendencia hacia la urbanización.
Más que una simple curiosidad
Aunque el centro de población parezca una curiosidad estadística, puede ser de gran interés para las empresas a la hora de decidir dónde establecer sus centros logísticos. Con motivo de un proyecto de investigación de la Universidad de Vaasa, se calcularon las ubicaciones óptimas de dichos centros en los países nórdicos, quedando confirmado que, con ciertas variaciones, Hämeenlinna sería ciertamente el mejor lugar en Finlandia.
En un famoso ejemplo, al otro lado del globo, el punto Weber afectó sorprendentemente a una decisión política importante. Brasil lo utilizo para determinar la ubicación de su nueva capital, Brasilia, donde el gobierno federal se estableció en 1960.
Si se tomara una decisión similar en Finlandia, Hämeenlinna sería una buena candidata para convertirse en nueva capital. La ciudad ya cuenta con un castillo medieval, el de Tavastia, que resultaría una sede de gobierno muy pintoresca.
Entretanto, visitar el bosque de la familia Sipilä puede ser una auténtica experiencia para los viajeros exigentes. Uno puede empezar aquí su viaje y continuar hacia el norte por una ruta a través de los anteriores puntos Weber de Finlandia. En algunos de ellos hay modestos monumentos en honor al fugaz instante de fama que supuso ser el centro de población del país.
En la orilla norte del lago Särkemä hay una humilde placa fijada a una roca que dice sin más: “Punto Weber 2016”. Otra, de 1995, un poco más grande y algo más informativa, se halla en un cruce de caminos en el pueblo de Sappee.
Hay otra placa en Rautajärvi, aproximadamente a 35 kilómetros al norte de la ubicación actual del punto. Fue el centro de población a mediados de los 70, y el monumento fue inaugurado en 1979.
Por Juha Mäkinen, octubre de 2020