¿Habría riqueza en Finlandia sin bosques? La segunda parte de nuestra serie de un total de tres profundiza en el análisis de la industria forestal y su futuro, esta vez desde una perspectiva distinta: la sostenibilidad y el valor no industrial de los bosques.
Pese a la búsqueda de una mayor eficiencia y a una competencia feroz, las cuestiones medioambientales cada vez ocupan un lugar más importante dentro de la industrial forestal. A los consumidores de hoy en día les gusta saber el origen de los productos que utilizan y los métodos con los que han sido fabricados.
En Finlandia, la industria forestal solo emplea materias primas procedentes de “fuentes certificadas”; es decir, bosques que han sido declarados previamente como bosques sostenibles.
Debido a la creciente globalización del sector, la certificación del origen y de la cadena de suministro de la madera se ha convertido en un aspecto fundamental. Más del 95 % de los bosques finlandeses que son objeto de algún tipo de uso comercial están certificados, lo que prácticamente equivale a decir la totalidad de los bosques sin incluir las áreas de conservación bajo tutela estatal. A título comparativo, en cambio, menos del 10 % de los bosques del planeta están certificados.
Las empresas finlandesas también desean acogerse a las normas de certificación en los proyectos que llevan a cabo en el exterior, ya sea en Latinoamérica, China o en cualquier otro lugar.
Los bosques son mucho más que una fuente de ingresos
Actualmente, la industria forestal aspira a poder combinar tres elementos: el económico, el ecológico y el recreativo.
Aunque en Finlandia prácticamente el 90 % de las zonas boscosas podrían destinarse a un uso comercial, las consideraciones de tipo ecológico y social también se tienen muy en cuenta. Los bosques también poseen un valor estético.
Dos terceras partes de los bosques finlandeses son propiedad de particulares. Obviamente, estas personas desean hacer un uso apropiado de su patrimonio personal y destinarlo a fines diversos que van más allá del simple cultivo de árboles para abastecer a la industria forestal. Sin ir más lejos, a los finlandeses les encanta ir de excursión, recoger moras, cazar, esquiar, ir de acampada y participar en toda clase de actividades de recreo. Además, los bosques están plagados de lagos (el país cuenta con 188.000 lagos) en los que la gente acostumbra a bañarse, pescar, pasear en barca y, en invierno, incluso a patinar sobre hielo.
La legislación forestal finlandesa establece cómo y dónde pueden realizarse las labores de tala de árboles. Esta ley resulta fundamental para salvaguardar la biodiversidad del entorno forestal. También existe un programa de voluntariado que se ocupa de la biodiversidad forestal y que responde a las siglas finlandesas de METSO.
Este programa permite a los propietarios de bosques privados evitar la tala de árboles en zonas vírgenes de alto valor ecológico y recibir un pago compensatorio que cubra el valor de la madera.
No se pierda el siguiente artículo de esta serie sobre las últimas aplicaciones revolucionarias de la madera y de sus productos derivados.
Por Vesa Kytöoja, febrero de 2013