Según Marko Mäkinen, director general de Pramia Plastic, Finlandia cuenta con el mejor sistema de reciclaje de botellas del mundo. La compañía recibió en 2023 el Premio Nacional al Emprendimiento de la Federación de Empresas Finlandesas, por su labor pionera en el sector de la economía circular.
En las instalaciones ultramodernas de Pramia, en el oeste del país, se reciclan un millón de botellas cada día. En Finlandia, el 96% de las botellas de plástico se reutilizan, así que hay suministros de sobra para mantener la planta en constante ebullición.
Pramia Plastic se fundó en 2012 como filial de la empresa fabricante de bebidas Pramia. “Los primeros siete años fueron muy difíciles, pero empezamos a tener una demanda enorme cuando se produjo el boom del reciclaje, en 2019”, dice Mäkinen, cuya empresa exporta sus productos a toda Europa. “Los compradores competían por adquirir nuestros productos”.
La fábrica convierte las botellas en copos de plástico, granulado de plástico y botellas sin etiquetar, también conocidas como preformas. Además, Pramia produce anualmente 50 millones de metros de flejes de embalaje reciclados, ampliamente utilizados por las serrerías y otras empresas.
Tras ganar el Premio Nacional al Emprendimiento, Mäkinen declaró: «En Finlandia podemos producir plástico 100% reciclado en grandes volúmenes, cosa que en muchos otros países no es posible, debido a la mala calidad de la materia prima.
Seguir la hoja de ruta
A pesar de que la tasa de retorno de botellas de plástico es casi total, Finlandia sigue teniendo problemas con el reciclado general de plásticos. La UE ha advertido de que Finlandia corría el riesgo de no alcanzar el objetivo comunitario de reciclar el 50% de los envases de plástico de aquí a 2025.
Esto se debe, entre otras cosas, a que se ha estado incinerando una mayor cantidad de residuos reciclables de empresas para generar energía, destinada a plantas industriales cuyas calderas se alimentaban con anterioridad con madera importada de Rusia.
La UE ha fijado otro objetivo del 55% para 2030. En Finlandia, las autoridades y las empresas trabajan por mantener el rumbo de la Hoja de ruta de los plásticos en Finlandia, un ambicioso plan para lograr una economía circular del plástico para 2030.
Reciclaje a nivel molecular: la tendencia del futuro
Desde 2021, cuando la nueva ley obligó a que los edificios residenciales con más de cinco viviendas dispusieran de un contenedor de recogida de plástico, se ha reciclado una mayor proporción de residuos de envases procedentes del consumo doméstico. También las empresas de las zonas urbanas deben separar el plástico.
Los residuos plásticos suelen reciclarse mecánicamente -fundiéndolos y granulándolos-, pero las empresas finlandesas también han concebido métodos de reciclado químico más eficientes. Los descomponen hasta el nivel molecular, lo que hace posible reciclar casi cualquier tipo de plástico, incluidos los compuestos, y producir una materia prima circular.
WasteWise Group abrió la primera instalación de este tipo a finales de 2023, cerca de la ciudad de Tampere .
“Nuestro método hace innecesaria la incineración de residuos plásticos”, afirma Antti Åke, director general de la empresa. “Produce aceite pirolítico, que se utiliza para sustituir los combustibles fósiles en la producción de nuevos plásticos”. WasteWise es la única empresa finlandesa que suministra aceite de pirólisis, cuya demanda ya supera la oferta. “Tenemos previsto aumentar nuestra capacidad de procesamiento de residuos hasta los 24 kilotones para 2026, para dirigir más flujos de residuos plásticos incinerados hacia el reciclaje químico”.
Duplicar la capacidad
Mika Surakka es un pionero: en 2000 creó la primera empresa finlandesa que reciclaba plásticos mezclados para convertirlos en productos reutilizables. Ahora es director general de Sumi, una organización sin ánimo de lucro de responsabilidad del productor, copropiedad de 33 empresas de envases y otros 4000 socios corporativos. A finales de 2023 recibió el Premio a la Economía Circular del Plástico del Ministerio de Medio Ambiente en su primera edición.
“Finlandia sigue retrasada respecto al objetivo de la UE, pero trabajamos para alcanzarlo”, afirma Surakka. “Tenemos que motivar a los consumidores para que depositen más envases en nuestro sistema de recogida”.
De un estudio publicado por Sumi en mayo de 2024 se desprende que la tasa de recogida de envases de plástico en Finlandia ronda el 45%, y que las mujeres son más activas que los hombres en la tarea de clasificar los plásticos.
En el mismo mes de mayo, Sumi y la mayor empresa energética del país, Fortum, anunciaron la puesta en marcha de una enorme planta de clasificación de envases de plástico, que empezará a funcionar en Riihimäki a principios de 2026.
“Esto mejorará considerablemente los índices de clasificación y reciclado, sobre todo teniendo en cuenta que estamos incorporando algunas de nuestras propias innovaciones”, afirma Surakka. La nueva planta duplicará como mínimo la capacidad nacional, clasificando hasta 50 000 toneladas anuales de envases de plástico.
Todos salen ganando
“Después lavaremos y granularemos el plástico para producir materias primas recicladas”, explica Toni Ahtiainen, responsable de la línea de negocio de plásticos de Fortum. “Hay demanda en el mercado de materiales personalizados de alta calidad fabricados con plásticos reciclados”.
Tal como lo ve Surakka, el reciclaje debería ser rentable como negocio, sin necesidad de financiación pública.
“Tenemos que encontrar soluciones que sean rentables y dialogar con los productores para encontrar el nivel de costes adecuado. Con los envases, al menos, ya funciona sin financiación pública”, asegura.
Merja Saarnilehto, asesora a nivel ministerial en el Ministerio de Medio Ambiente, está de acuerdo: “Para aumentar la tasa de reciclaje, debemos encontrar soluciones rentables y, eventualmente, imponer requisitos más estrictos de recogida selectiva, además de invertir más en nuevas soluciones”.
Según Antti Åke, de WasteWise Group, con el reciclado del plástico todos salimos ganando. “Crea valor añadido a partir de los flujos de residuos plásticos nacionales, reduce la dependencia de los combustibles fósiles, crea modelos de negocio locales y nuevos puestos de trabajo, elimina la necesidad de incinerar residuos y reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, al tiempo que apoya la mentalidad cradle-to-cradle”, afirma, refiriéndose a un mundo en el que todos los productos puedan reciclarse o reutilizarse indefinidamente.
Por Wif Stenger, septiembre de 2024