Antes de que a finales de agosto 2019 la exposición itinerante Michael Jackson: On the Wall arribase al Museo de Arte Moderno de Espoo (EMMA, por sus siglas en inglés) en lo que será su última parada (hasta el 26 de enero de 2020), ya se había celebrado en la National Portrait Gallery de Londres, en el Grand Palais de París y en el Bundeskunsthalle de Bonn.
Sin embargo, en Inglaterra, Francia y Alemania no pudo contemplarse lo que Finlandia ha logrado añadir a las aproximadamente 100 obras de 48 artistas contemporáneos, obras que reflejan el lugar que el desaparecido Rey del Pop ocupa en la cultura global.
Resucitar a Jackson
Michael (2015) es un filme de 18 minutos de Adel Abidin, un artista multimedia nacido en Irak que ha pasado la mayor parte de su vida profesional en Helsinki. Aunque el corto de Abidin está separado de la exposición en sí, el EMMA se ha decantado por exhibir el vídeo en Areena, un espacio adyacente destinado a exposiciones de arte experimental y multidisciplinario. Esto le añade una nueva dimensión de contexto imaginativo a la mitología de una de las figuras más identificables del mundo.
Probablemente, las piezas sobre Jackson de Andy Warhol son la atracción estelar de la exposición, pero el filme de Abidin convierte la exploración de la cultura de los fans, de la celebridad y de la idolatría en una base común que lo conecta todo.
El filme comienza con numerosos canales de tv dando incesantemente la noticia de que Michael Jackson ha regresado de entre los muertos. Una vez esto se confirma, Jackson, cual Cristo resucitado, acepta darle una entrevista a un doble de Anderson Cooper, especificando que la conversación deberá tener lugar en Nueva York, en un estudio vacío de tv. La sesión se transmite a través de unas pantallas gigantes instaladas en Times Square, donde decenas de miles de fans en estado de delirio esperan la oportunidad de hacerle preguntas a la estrella resucitada a través de un reportero en el exterior.
Un Jackson emocionalmente discapacitado responde vacilante y enigmático a las preguntas sobre el más allá y el sentido de la vida utilizando las letras de sus canciones, para luego abandonar el plató descendiendo por una escalera, al tiempo que esconde su rostro de la vista de los trabajadores, y más tarde desvanecerse como el humo en un camerino.
No se trata de un homenaje, precisamente
Abdel Abidin recibió en 2015 el Premio Finlandia por su carrera artística. Sus obras forman parte de colecciones públicas y privadas, en Finlandia y en todo el mundo. Arja Miller, conservadora jefe del EMMA, dice que el film de Abidin es la extensión natural de una exposición en la que las representaciones de Jackson no son precisamente un homenaje.
La vida y la muerte del icónico artista fueron notoriamente polémicas, no solo por su carácter de megaestrella, sino por su mala reputación entre bastidores, incluidas las acusaciones de abusos sexuales contra niños. «Para nosotros era importante que la exposición no situase a Jackson en un pedestal, sino que explorase su impacto como símbolo cultural», nos explica Arja Miller.
La exposición, que ocupa 2000 metros cuadrados y que fue objeto de críticas positivas en sus tres primeras paradas, es idónea para el EMMA, el museo más grande de Finlandia en términos de espacio expositor. En el EMMA se han condensado en siete los doce temas originales de la muestra: Significado Cultural, Cápsula del Tiempo, Identidad Afroamericana, las Múltiples Facetas del Mundo de los Fans, Tras la Máscara, Rey del Pop y Cuerpo en Movimiento. Además del filme de Abidin, el EMMA ha añadido tres nuevas piezas, entre ellas una irónica escultura dorada de fibra de vidrio del destacado artista contemporáneo norteamericano Paul McCarthy, una representación tragicómica de Jackson con un mono en brazos.
La exhibición no es biográfica ni cronológica, sino que más bien representa a Jackson como un ejemplo extremo de talento, fama y obsesión a través de un prisma cultural más amplio. Warhol capturó su imagen de los primeros tiempos, durante la fase un tanto inocente que vino justo después del éxito arrollador de Thriller, mientras que Kehinde Wiley, famoso por su retrato de Barack Obama expuesto en la Smithsonian’s National Portrait Gallery de Washington DF, hace un estudio de la megalomanía representando al artista en un retrato ecuestre, cual monarca que está siendo coronado por los ángeles.
La alegría de los fans y la siniestra oscuridad
El mundo feliz de la gente corriente que canta desafinada las canciones de Jackson coexiste con la oscuridad siniestra de la celebridad fragmentada y que no cesa. En el vídeo del artista Jordan Wolfson se ven solamente los ojos de Michael Jackson durante su inolvidable declaración con motivo de las denuncias por los abusos sexuales contra niños. Al igual que el filme de Abidin, el de Wolfson es un lúgubre recordatorio de la necesidad compulsiva de construir ídolos, para luego destruidos.
Pero, sobre todo, la exposición ha sido diseñada para ir más allá de los simples seguidores fieles de Jackson y dar pie a que surja una discusión más amplia que abarque, entre otros, temas como los límites absolutos de la celebridad, o las cosas que de verdad importan en la vida.
«Los temas tratados en la exposición son más grandes que Michael Jackson», dice Arja Miller. «En la mayoría de los trabajos, Jackson es usado como un símbolo a través del cual los artistas han examinado un abanico de temas como la identidad, el género, la raza, la igualdad y la cultura de los fans. Creo que ese sería el punto de resonancia para un público más amplio.
Michael Jackson en el museo EMMA
Por Michael Hunt, septiembre de 2019