Las ondas de un baño de sonido electrónico acompañado por un gong, se expanden por el vasto espacio de un edificio parecido a un panteón y cubierto por una cúpula de 40 metros, bajo la cual los visitantes se hallan sentados sobre unas plataformas que se estremecen al compás de las vibraciones de los instrumentos, conectados a su vez a numerosos altavoces.
Butterfly Effect, la instalación sonora de Antti Tolvi, llenó en Helsinki el gasómetro centenario de la antigua central eléctrica de Suvilahti durante el Flow Festival, uno de los cada vez más numerosos eventos musicales de ambient de Finlandia.
El espacio es el lugar para hacerlo
“Me gusta crear sonido en grandes espacios vacíos”, me cuenta Tolvi más tarde. “¡El espacio es el sitio para hacerlo!”.
Los devotos del género se reúnen cada verano en eventos como el Ambient Archipelago y el Kiila Sound Days, dos festivales que tienen lugar en la costa suroeste de Finlandia.
El productor Brian Eno acuñó el término ambient en 1978, y lo describió como una música “diseñada para inducir a la calma y dar espacio para pensar”, una música “de la cual uno puede desentenderse o en la cual uno puede interesarse”, gratificante de escuchar, ya sea de manera activa o pasiva.
“Es el momento adecuado para este tipo de sonido, creo que debido a que necesitamos más suavidad y amabilidad, porque el mundo que nos rodea resulta cada vez más duro”, dice Tolvi.
La música puede ser muy emotiva
Lau Nau (Laura Naukkarinen) ha actuado en los festivales Flow, Ambient Archipelago y Kiila, y ha llevado a cabo giras por Estados Unidos, Asia y Europa. La docena de álbumes que lleva publicados van desde las bandas sonoras o las baladas con un toque folk, hasta las atmósferas más etéreas. Naukkarinen no se considera una música de ambient, pero está de acuerdo en que parte de su trabajo encaja en este género, ya de por sí difícil de definir.
El ambient abarca toda una gama de música y sonidos lentos, en los que la atmósfera y su textura tienen más peso que el ritmo o la melodía. Sus numerosos subgéneros comparten algunos elementos con la música clásica, electroacústica, de vanguardia, el jazz, el new age, el drone y la música tradicional de todo el mundo.
“Cuando hago música para cine, intento crear una atmósfera que responda a un determinado estado de ánimo”, dice Naukkarinen. “Mi música puede ser muy emotiva, y a veces oigo entre el público a gente que solloza. También disfruto creando sonidos que no transmiten ningún sentimiento, sólo sonido puramente abstracto”.
Lau Nau incluye en sus obras sonidos de la naturaleza grabados sobre el terreno, reflejo de sus muchos años viviendo en una isla. “Los sonidos de la naturaleza me reconfortan, por eso quiero transmitir algo de esa experiencia al oyente”, dice.
Una escena vibrante y diversa
Además de Lau Nau, han surgido otras compositoras fuertes en la escena del ambient finlandés, que antes estaba dominada por hombres. Entre ellas tenemos a la artista sonora Marja Ahti, a la compositora de bandas sonoras cinematográficas Mari Sainio y a la violinista Sanna Komi, miembro de Dugong Dugon, que publica música inquietante y espacial en casetes hechos a mano.
Uno de los pioneros es Esa Kotilainen, que en la década de los 70 introdujo el sintetizador Moog en Finlandia. En los 90, el grupo Pan Sonic conquistó seguidores en todo el mundo gracias a sus paisajes sonoros minimalistas. Vladislav Delay, cuyo nombre real es Sasu Ripatti, se ha ganado el reconocimiento internacional con su burbujeante ambient y su tecno minimalista, haciendo colaboraciones con los maestros jamaicanos del dub Sly & Robbie, el compositor escocés Craig Armstrong y la vocalista alemana Antye Greie.
Kumea Sound combina el handpan con instrumentos tradicionales finlandeses como el kantele (una cítara tradicional que es el instrumento nacional de Finlandia) y el jouhikko (una antigua lira que se toca con arco) obteniendo un efecto hipnotizador.
El batería de jazz Teppo Mäkynen se ha adentrado en el ambient con el nombre de 3TM. Timo Kaukolampi, del grupo de rock K-X-P, también ha hecho incursiones en la música minimalista para cine y las instalaciones sonoras, una de ellas para la terminal portuaria de Helsinki, durante el Festival de Helsinki de 2019.
Estudios de yoga y estaciones de tren
El ambient se utiliza cada vez más en la meditación, el yoga, los espectáculos de danza, el cine y las instalaciones públicas. Tapani Rinne, más conocido como saxofonista del grupo de electro jazz RinneRadio, se mueve en todos estos escenarios.
El clarinete bajo con efectos está presente en sus álbumes de ambient melancólico y de líneas orgánicas. Recientemente, además de los eventos de danza y yoga, Rinne ha creado una instalación permanente de sonido en la estación de ferrocarril de Pori, una ciudad de la costa occidental de Finlandia.
“Para mí, la música tiene su propio valor, pero no tengo nada en contra de que sirva de fondo”, afirma. “Mucha gente utiliza el ambient como paisaje sonoro mientras trabaja, estudia, se relaja, hace ejercicio, cocina, etcétera”.
“En los servicios de streaming ya existen este tipo de listas de reproducción, así que resulta fácil encontrar música nueva. Las innovaciones en tecnología musical también han hecho más fácil la creación de música ambiental, al menos en sus estilos más genéricos”.
El sonido del silencio
Con motivo del Festival de Helsinki de 2019, el músico Timo Kaukolampi y la diseñadora de iluminación Jenni Pystynen colaboraron en Silent Sea (Mar Silencioso), una instalación de sonido y escultura en la Terminal Oeste de Helsinki que reflexionaba sobre la grandeza y majestuosidad del mar y la fragilidad de su ecosistema.Vídeo: Helsinki Festival
Tolvi lleva más de diez años actuando y enseñando taichí, chi kung y meditación. Ha llevado a cabo giras por Estados Unidos y Asia, y tiene en su haber 14 discos en solitario.
“Si creo un baño de sonido para un estudio de yoga, toco igual que en un concierto minimalista”, afirma. “Sencillamente, toco desde el silencio y la quietud”. En el momento de escribir este artículo, Tolvi está preparando varias instalaciones para el Museo Sibelius de Turku, en el suroeste de Finlandia, y para la Fábrica de Arte de Porvoo, a unos 50 kilómetros al este de Helsinki.
“No creo el sonido con ningún fin específico, pero parece que mucha gente lo utiliza como fondo para leer o conciliar el sueño, por ejemplo”, dice Tolvi. “Mi actividad artística se centra en escuchar, no sólo con los oídos, sino con todo mi ser”.
“El origen de mi trabajo está en algún lugar más allá de las palabras, de la identidad o de cualquier deseo, por eso puede llevar tu mente a otro lugar, a un espacio similar”.
Por Wif Stenger, enero de 2023