El hormigón juega un importante papel en el calentamiento del planeta, a causa de sus emisiones. Es el material sintético más utilizado y el recurso más consumido en el mundo, aparte del agua.
Junto con otros efectos medioambientales y sanitarios, el hormigón genera hasta el 8 % de todas las emisiones de CO2, que proceden principalmente de su ingrediente clave, el cemento. De hecho, si el sector del cemento fuera un país, este sería el tercer mayor emisor de CO2 del mundo.
Un grupo de empresas y de investigadores finlandeses están trabajando para que el hormigón pase de ser un problema climático a convertirse en una solución para el almacenamiento de carbono.
El mercado del denominado “hormigón verde”, con emisiones negativas de carbono, está llamado a crecer rápidamente, ya que podría convertirse en un factor crucial en la reducción de emisiones. La Global Cement and Concrete Association (Asociación Mundial del Cemento y el Hormigón), que agrupa a las mayores empresas mundiales del sector, se ha comprometido a que sus miembros alcancen el objetivo de cero emisiones netas en 2050 y para lograrlo ha trazado una detallada hoja de ruta.
Con el objetivo de conquistar parte del mercado, en Finlandia ya hay varios laboratorios que ya están desarrollando algunas de las tecnologías necesarias para conseguirlo.
Una I+D activa
“En Finlandia se está llevando a cabo una I+D muy activa sobre el cemento y el hormigón ecológicos”, afirma Juho Yliniemi, profesor titular de Ingeniería de Fibras y Partículas de la Universidad de Oulu. Además del trabajo de su propia facultad, Yliniemi destaca los de la Universidad Tecnológica de Lappeenranta-Lahti y la Universidad Aalto, así como el de una decena de empresas.
Una de ellas es Carbonaide, que aprovecha el proceso de fraguado del hormigón para fijar el carbono mediante un procedimiento desarrollado en el Centro de Investigación Técnica VTT de Finlandia.
“Con nuestro procedimiento, podemos mineralizar cantidades significativas de dióxido de carbono en el hormigón para su almacenamiento permanente, con una solución muy sencilla y rentable”, afirma Niina Haapasalo, directora de tecnología de Carbonaide. “A través del proceso de fraguado, podemos maximizar el CO2 mineralizado y minimizar la cantidad de cemento que hace falta”.
Y continúa explicando: “Los dos objetivos importantes han sido establecer un umbral bajo para la utilización industrial y conseguir que las cantidades de mineralización de CO2 sean significativas desde el punto de vista climático. Descubrimos que, desde el punto de vista de la producción, el fraguado era el momento perfecto para implantar nuestro proceso en las plantas de hormigón ya existentes, de manera sencilla y eficaz”.
Materiales que funcionan como sumideros de carbono
El lanzamiento de los primeros productos con carbono está previsto para la primavera de 2024, a través de un socio, y la entrega de unidades completas comenzará más adelante, este mismo año.
“Nuestro objetivo es crear un futuro más sostenible mediante una tecnología de vanguardia que no se limite a reducir las emisiones de carbono de materiales de construcción como el hormigón, sino que atrape más CO2 del que estos emiten a lo largo de su vida útil”, afirma Tapio Vehmas, Consejero Delegado de Carbonaide. “Es muy natural que, tratándose del mayor volumen de material creado por el hombre, el medio construido se convierta en sumidero de CO2”.
La cantidad de carbono que secuestra el producto puede verificarse fácilmente mediante pruebas de laboratorio, y para calcular su huella climática, las empresas asociadas pueden utilizar los datos generados.
“La cantidad de CO2 carbonizado se basa en los cálculos de nuestro procedimiento, validados por mediciones de laboratorio efectuadas por terceros”, explica Niina Haapasalo. “A escala comercial, todo el CO2 mineralizado se analiza de dos maneras, por lo que es absolutamente transparente”.
Helsinki exige hormigón bajo en carbono
Los datos verificados son esenciales para la comercialización. Por ejemplo, en 2023, Helsinki empezó a exigir el uso de hormigón bajo en carbono en todos los proyectos de infraestructuras encargados por el municipio, aplicando la normativa marcada por la Asociación de Hormigón de Finlandia, que se irá haciendo más estricta cada año.
“Hay empresas de hormigón que están produciendo cemento de baja emisión de CO2, mezclando en él escoria de los altos hornos como principal material cementante suplementario”, explica Yliniemi.
El mayor fabricante de Finlandia, Parma, produce un hormigón verde que garantiza una reducción del 40% de las emisiones de CO2, mientras que su principal rival, Rudus, asegura que su variante puede llegar a reducir las emisiones en un 60%, en comparación con el hormigón estándar.
Otro gran fabricante, Suutarinen, anunció a principios de 2024 sus planes para construir en Mikkeli la mayor fábrica de elementos de hormigón del país, con productos elaborados con su propio material bajo en carbono.
Al mismo tiempo, otras empresas más pequeñas están empleando residuos minerales para fabricar agentes aglutinantes, conocidos como geopolímeros, similares al cemento, pero cuya huella de carbono es menor, pudiendo ser incluso más eficaces.
Entre estas empresas figuran Betolar, fundada en 2016 y dirigida por Olli-Pekka Kallasvuo, antiguo consejero delegado de Nokia, y EcoUp, que transforma los residuos de lana mineral en aglutinante para el hormigón geopolímero. Otra de estas empresas sería Keko Geopolymeerit, cofundada por Yliniemi en 2020 y cuya producción se centra en los materiales activados alcalinamente.
“Parece que en el sector de la construcción está habiendo bastante movimiento”, afirma Yliniemi. “Muchas empresas se lo han tomado en serio y están trabajando en su desarrollo, así que es algo que va a suceder. Sin embargo, se trata de un sector bastante conservador, y por eso las cosas siempre requieren más tiempo del previsto. Aun así, yo de momento soy optimista”.
Por Wif Stenger, abril de 2024