Este debe de ser el lugar más bello del mundo.
Es el pensamiento que nos acompaña mientras subimos la pronunciada pendiente, jadeantes, con los músculos doloridos y la frente sudorosa.
Son las diez de la noche, pero el sol aún resplandece en el cielo, como suele ocurrir en el extremo norte durante el verano. Todo el día ha hecho un bochorno tan insoportable, que hasta los mosquitos parecen atontados por el calor.
Los fotógrafos Eeva Mäkinen y Mikko Oivukka sacan sus cámaras de las mochilas y comienzan a fotografiar el paisaje con movimientos seguros.
Desde la cima se divisan decenas de kilómetros de naturaleza virgen: las colinas del Parque Nacional Riisitunturi y el resplandeciente lago Kitkajärvi. Cerca de aquí se alza la espectacular silueta del Konttainen, el pico más septentrional de Kuusamo.
Este paisaje es la razón que nos ha traído hasta aquí.
Más allá de las pistas de esquí: descubrir el corazón salvaje de Kuusamo

Finlandia es conocida como la “tierra de los mil lagos”. En Kuusamo, sin ir más lejos, los lagos y estanques se cuentan por centenares.
Foto: Emilia Kangasluoma
Aunque muchos lo conocen como centro de deportes de invierno, la verdad es que Kuusamo es mucho más que pistas de esquí y laderas nevadas.
Cercana a la frontera oriental, Kuusamo es una bulliciosa ciudad del norte de Finlandia que goza de una sorprendente diversidad de paisajes: colinas boscosas, profundos cañones, rápidos, sinuosos ríos y cientos de lagos.
Enclavada justo al sur de la región de Laponia, la zona alberga dos parques nacionales, Oulanka y Hossa, y otros tres más en sus proximidades: Salla, Riisitunturi y Syöte.

Como guías naturalistas cualificados, Mikko Oivukka y Eeva Mäkinen no solo acompañan a los visitantes por los parajes de Kuusamo para garantizar su seguidad, sino que también les ayudan a conectar más profundamente con la naturaleza.
Foto: Emilia Kangasluoma
Pero la magia de Kuusamo no reside solo en su paisaje.
“¡Mira, un ruiseñor coliazul (Tarsiger cyanurus)!”, exclama Mikko Oivukka señalando un pajarillo posado en un abeto centenario. Lleva años fotografiando las esquivas flora y fauna de la región y sabe bien de lo que habla.
Kuusamo se asienta en una encrucijada ecológica realmente única, donde se solapan especies del norte y del sur, algunas de ellas más características de Siberia que de Finlandia.
“Probablemente, este es uno de los mejores puntos de Finlandia para avistar urogallos (Tetrao urogallus) o un ruiseñor coliazul, como este que vemos”, asegura Oivukka.
Su entusiasmo es contagioso. Gracias a su fascinante fauna y sus imponentes paisajes, Kuusamo se ha ido convirtiendo discretamente en “la meca de la fotografía de naturaleza”, como dice Oivukka.
El gran salto al norte de un fotógrafo

A Mikko Oivukka le apasionan las regiones de Konttainen y Valtavaara para hacer fotos. “Este lugar es un auténtico paraíso para fotografiar la naturaleza”, dice. Su fuente de inspiración es Hannu Hautala (1941-2023), un legendario fotógrafo afincado en Kuusamo, cuyas exquisitas imágenes de aves lo hicieron famoso, no solo en Finlandia, sino en todo el mundo.
Foto: Emilia Kangasluoma
Mikko Oivukka es oriundo del suroeste de Finlandia, pero la llamada del norte resultó ser demasiado poderosa, así que se mudó a Kuusamo en 2017. Aunque al principio lo que lo atrajo fue la observación de las aves y ser guía naturalista, ahora se dedica a la fotografía y a organizar excursiones fotográficas a través de su empresa, Kuusamo Nature Photography.

El cortejo del urogallo negro (Lyrurus tetrix) tiene lugar cada primavera en Kuusamo. En abril, las condiciones son más bien invernales, con nevadas ocasionales. Por lo general, los urogallos negros no son muy activos cuando nieva, pero si tienes la paciencia suficiente para esperar camuflado, es probable que obtengas una buena foto.
Foto: Mikko Oivukka
Quienes participan en sus excursiones aprenden sobre el comportamiento de las aves y los animales, descubren los mejores enclaves para fotografiar y adquieren nuevas técnicas fotográficas. Como muchas de las sesiones se llevan a cabo desde observatorios camuflados, hay posibilidades de avistar águilas reales, urogallos e incluso osos.

“Estaba fotografiando una impresionante puesta de sol, a principios de enero, y me fijé en unos arrendajos siberianos que no se movían del mismo lugar”, nos cuenta Mikko Oivukka. “Me quedé quieto, esperando a que volaran hasta la copa de ese árbol de la derecha, en una toma perfecta”. Los arrendajos siberianos (Perisoreus infaustus) son aves muy acomodaticias que suelen seguir la misma ruta en repetidas ocasiones, por lo que Oivukka tuvo ocasión de practicar varias veces antes de conseguir la foto perfecta. “Me perdí la puesta de sol, pero capturar una imagen tan magnífica del arrendajo fue lo mejor del viaje”. En Instagram podrás contemplar más imágenes de la naturaleza de Mikko Oivukka: @KuusamoNaturePhotography.
Foto: Mikko Oivukka
“Explorar es una parte importante de esto”, afirma Oivukka.
“No se puede salir a buscar aves a regañadientes”.
Captar el alma callada de Kuusamo

A Eeva Mäkinen le encantan los lugares como los Parques Nacionales de Oulanka y Riisitunturi, por su fácil acceso. La fotógrafa tiene muchos sitios favoritos, que ha descubierto tras estudiar detenidamente los mapas y que son su secreto: “Busco laderas empinadas, lagos y bosques centenarios”.
Foto: Emilia Kangasluoma
Para encuadrar su foto, Eeva Mäkinen se sienta en una roca cubierta de musgo al borde mismo de un precipicio que domina el lago Konttaisjärvi. Gracias a Instagram, ha logrado que cientos de miles de personas conozcan Kuusamo en todo su esplendor nórdico.
Ya se trate de un brumoso valle fluvial, de abetos cubiertos de nieve o de los tonos ardientes del follaje otoñal, Mäkinen tiene el don de saber capturar la silenciosa puesta en escena de la naturaleza.
Su andadura fotográfica comenzó a los veinte años, mientras viajaba por el extranjero plasmando las clásicas escenas turística. Pero echaba a faltar algo.
“Me di cuenta de que quería descubrir mis propios paisajes y descubrir historias que convirtieran las imágenes en algo personal”.
Tras cursar un año en una escuela de guías de naturaleza y pasar innumerables noches bajo las estrellas, lo tuvo claro: no le bastaba con fotografiar la naturaleza, sino que quería vivir en ella.
Comenzó a organizar excursiones en las que ayudaba a los viajeros a encontrar lugares hermosos que fotografiar.
A medida que los desplazamientos la llevaban cada vez más al norte, ella y su pareja se plantearon qué pasaría si se quedaran un año.
“Y aquí seguimos, seis años después”, dice.

A Eeva Mäkinen le encanta pasar las mañanas de principios de verano en los paisajes pantanosos: “Llevaba mucho tiempo buscando un paisaje como este cerca de casa y finalmente lo encontré, casi por casualidad. Una mañana vislumbré esta panorámica a través de la neblina y me di cuenta de que el sol se elevaba en el ángulo perfecto para crear la luz de fondo ideal para las fotos”. En Instagram podrás contemplar más imágenes de la naturaleza de @eevamakinen.
Foto: Eeva Mäkinen
Lo que más le fascina es el carácter eternamente cambiante de Kuusamo: “Cuando se da el momento adecuado, siempre hay algo extraordinario que fotografiar”.
Con los inviernos llegan los paisajes de colinas nevadas y los veranos invitan, con sus lagos, ríos y pantanos.
“Antes del solsticio de verano suelo ir a los pantanos, porque las mañanas brumosas y la tierra fría son sencillamente mágicas”, afirma.
¿Su estación favorita? El final del otoño, justo antes de la primera nevada, cuando las hojas anaranjadas de los álamos brillan y la aurora boreal resplandece sobre los lagos, que aún no se han helado.
“Esas fotos suelen suscitar más preguntas que respuestas”, asegura. “No están tan sobreexpuestas, ni resultan tan familiares. El mundo parece haberse quedado en silencio y el tiempo se ha detenido”.
Por una fotografía ética de la naturaleza

“En el mapa encontré un lugar interesante, donde podía acampar justo en la cima de una colina rodeada de árboles cubiertos de nieve”, comenta Eeva Mäkinen sobre esta fotografía. “La previsión de temperatura para esa noche era de bajo cero, pero de todos modos decidí salir de excursión con un amigo. Al caer la noche, la luz de la luna iluminaba perfectamente los árboles nevados. Esta salida me ayudó a comprender mejor la manera en que el tamaño de la luna afecta a la fotografía nocturna”. La instantánea fue tomada en febrero, con temperaturas muy por debajo de -20 °C.
Foto: Eeva Mäkinen
En la actualidad, Eeva Mäkinen se dedica fundamentalmente a la fotografía naturalista, pero también trabaja como guía fotográfica de viajeros internacionales, desde Europa hasta la India y Australia.
Sus excursiones son sosegadas. No hay apuro por recorrer las pistas de esquí, ni se cuentan los kilómetros recorridos haciendo senderismo. Por el contrario, los participantes aprenden a bajar el ritmo y a observar y respetar el entorno.
No se debe molestar a los animales ni a las plantas. Hay que mantenerse en los senderos. No se debe dejar atrás más que las propias huellas.
Mikko Oivukka se sienta junto a Mäkinen en la ladera cubierta de musgo y deja reposar su cámara en el regazo. Lo sintetiza así:
“Respetar la naturaleza lo es todo. Debemos dejarla tal y como nos la encontramos. Eso es lo primordial”.

No hay vista más hermosa que esta que tenemos ante nosotros, aquí y ahora, con el sol poniente tiñendo el cielo de cálidos colores.
Foto: Emilia Kangasluoma
La luz se va atenuando y parece imposible que la escena pueda ser más perfecta. Es hora de emprender el descenso, pero aún hay tiempo para una última pregunta: ¿qué se siente al capturar una fotografía realmente magnífica de la naturaleza?
“Es maravilloso”, afirma Oivukka.
“A veces lo sabes en el momento en que pulsas el botón del obturador. Pero, como guía, me entusiasma aún más que mis invitados consigan buenas fotos”.
Eeva Mäkinen se toma un tiempo para reflexionar. Algunas de sus imágenes han sido pensadas durante meses, incluso años. Y cuando todo encaja —la luz, el viento, la niebla, el sol— parece que el destino le sonríe.
“Es increíble”, comenta. “Absolutamente increíble”.

Es medianoche y la naturaleza parece dormir.
Foto: Emilia Kangasluoma
Por Emilia Kangasluoma, octubre de 2025