Una periodista finlandesa que vive en Estados Unidos se pone filosófica preguntándose cuál es el auténtico hogar de Papá Noel.
No llevamos ni dos días de noviembre, cuando el centro comercial de mi barrio, en el norte de Nueva Jersey, ya ha sustituido las calabazas y las telarañas de plástico del Halloween por las omnipresentes e intermitentes guirnaldas de lucecitas. En medio del centro se alza la figura central de toda Navidad comercial que se precie: un trono dorado rodeado de abetos de plástico, descomunales cajas de regalo y unos cuantos renos de peluche ataviados con trajes de dos piezas.
El Papá Noel -o Santa- del centro comercial escucha sentado en su trono a los niños de la zona, que le cuentan sus deseos navideños. Para la mayoría de ellos, sentarse durante unos fugaces minutos en el regazo del Papá Noel del centro comercial representa el único contacto con esta personificación de la Navidad moderna.
Escenas como esta son, tal vez, las que le dan a la Navidad estadounidense su imagen materialista, pero también reflejan un aspecto característicamente mítico del Santa Claus local. Viajando desde el inhóspito Polo Norte, según el relato estadounidense, y entregando sus regalos amparado por la noche, Papá Noel es apenas una figura tangible en la cultura del país.
En Finlandia, por el contrario, los renos son tan reales como las vacas o los caballos, y los niños no se limitan a enumerarle sus deseos a Papá Noel, que dispone de un verdadero domicilio en el que recibe tanto el correo como a los turistas. En lugar de colarse por la chimenea y dejar migajas de galleta como prueba de su visita, Papá Noel en persona llama a las puertas y les entrega a los niños sus regalos. Es este realismo del Papá Noel finlandés lo que, precisamente, permite a Finlandia mantener su estatus de capital de la Navidad.
No hay renos en el Polo Norte
Finlandia no reclamó para sí la residencia oficial hasta 1927, cuando el locutor de radio Markus Rautio declaró que Korvatunturi, una montaña en el extremo norte de Finlandia, era el hogar de Papá Noel. Tiempo después, su dirección postal oficial se trasladó a Rovaniemi, una ciudad situada a un par de kilómetros del Círculo Polar Ártico, pero en la actualidad Papá Noel es el rostro comercial del turismo finlandés. Durante un invierno normal cientos de miles de visitantes procedentes de Europa y Asia acuden a la Laponia finlandesa, hasta el punto de que las pernoctaciones en la región superan ya los tres millones.
“En cuanto a que Papá Noel viva en Finlandia, podemos afirmar que hay algunos hechos que lo respaldan”, afirma Ilkka Länkinen, fundador y director general de Pro Santa, una empresa de Rovaniemi que envía Papás Noel altamente entrenados a todos los rincones del mundo y que tiene su sede en la aldea navideña de Joulukka. “El finés es el único idioma del mundo que utiliza la palabra Navidad para designar el mes de diciembre”, señala. “Joulukuu se traduce literalmente como ‘mes de la Navidad’. Y aunque Papá Noel tenga una sucursal en el Polo Norte, no puede vivir allí, porque los renos no sobrevivirían. En cambio, en Laponia, pueden pasar el invierno tan ricamente”.
“El hecho de que tengamos un auténtico taller de Papá Noel y un Papá Noel de carne y hueso que los turistas pueden venir a conocer durante todo el año, es importante”, asegura Tommi Lappalainen, director general de Santa Television, que comercializa artículos multimedia de Papá Noel y dispone de una webcam en directo en la aldea de Papá Noel de Rovaniemi durante todo el mes de diciembre.
Dar y recibir
En un año corriente, turistas de Asia y de toda Europa viajan en vuelos chárter para visitar a Papá Noel en Rovaniemi. Sin embargo, los Estados Unidos se mantienen firmes en su teoría del Polo Norte. Pensándolo bien, ése sería el lugar ideal para el Santa Claus estadounidense. Para un personaje tan estrechamente arraigado en el simbolismo y la magia, el lugar menos habitable de la Tierra sería el domicilio adecuado.
Y el Papá Noel finlandés -el de verdad, el que forra su trineo de madera con pieles de animales y conduce su rebaño de renos por paisajes helados- quizá sea un personaje totalmente diferente.
Por Laura Palotie