En Finlandia, una enfermera está trabajando para redefinir nuestra forma de cuidar a las personas mayores. Sanna Kosonen, pionera en el modelo la acogida de mayores, cree que somos capaces de crear un sistema más humano y sostenible que permita a los ancianos vivir con dignidad en un entorno similar al de su hogar.
Su planteamiento es más que una iniciativa local: afronta un reto mundial. A medida que la población envejecida crece rápidamente en todo el mundo, el enfoque innovador de Sanna Kosonen aporta nuevas perspectivas que podrían beneficiar a toa todas las sociedades, no sólo a la finlandesa.
Un hogar lejos del hogar

Eeva Nenonen (izquierda), Kerttu Korhonen y Jukka Nenonen comparten el día a día en un hogar familiar de acogida. Kerttu, que es una gran aficionada a las labores textiles, se dedica a tejer agarraderas de ganchillo durante sus estancias.
Viajar a Kitee, una pequeña ciudad situada en el extremo este de Finlandia, entre frondosos bosques y apacibles lagos, es adentrarse en un paisaje de postal. Es aquí donde ha arraigado el modelo de acogida familiar, que supone una alternativa a las residencias de ancianos tradicionales.
Claro ejemplo de ello es la casa de acogida de los Nenonen. En una carretera rural, rodeada de prados y bosques, esta casa de madera amarilla es un santuario para los ancianos. Sentada en el acogedor salón, Kerttu Korhonen, de 87 años, está viendo Quién quiere ser millonario, con su andador al alcance de la mano. Pasa aquí dos semanas cada mes, y luego regresa a su casa, que está en una ciudad vecina.
”Aquí se está de maravilla”, dice. ”El tiempo pasa de una manera tan agradable…”.

Los cuidadores suelen establecer vínculos muy cercanos con los ancianos a su cargo. Hablar de la muerte no es nada raro, y la mayor preocupación de los cuidadores es cumplir los deseos de cada residente en cuanto a poder tener un final de vida digno.
En la cocina, la cuidadora de acogida Eeva Nenonen está preparando una sopa de pollo, mientras Jukka, su marido, comenta con ella una reciente excursión de pesca. Los grandes ventanales dan a los campos y al lago Kitee. Para los residentes el ambiente es apacible y más parecido a una reunión familiar que a un centro asistencial.
El modelo de cuidados de acogida

La casa de acogida de los Nenonen puede albergar hasta cuatro ancianos al mismo tiempo. Jukka y Eeva Nenonen se toman dos semanas libres al mes para descansar y salir de pesca.
Impulsada por Sanna Kosonen, junto con la Asociación de Acogida Familiar de Finlandia, la acogida de personas mayores en hogares brinda a los ancianos la oportunidad de vivir en un entorno familiar. Los cuidadores abren sus casas, ofreciendo estancias de corta o larga duración o, alternativamente, visitan a los ancianos en sus propios hogares.
Para los cuidadores de acogida como Eeva y Jukka Nenonen, este sistema ha supuesto toda una transformación. Tras la marcha de sus cinco hijos, la pareja adaptó su vivienda para dar acogida a ancianos. Equiparon las habitaciones con camas adaptadas y botones de emergencia. La distribución de la casa, que ya de por sí estaba diseñada para ser accesible, tan solo necesitó unos pequeños retoques.

En muchas zonas de Finlandia, los hogares de acogida para ancianos están tan solicitados, que las plazas disponibles no bastan y se necesitan de forma urgente nuevos cuidadores de acogida.

Jukka Nenonen, Kerttu Korhonen y Eeva Nenonen se conocen desde hace un año. La primera visita de Kerttu fue para una estancia corta, pero pronto se convirtió en un arreglo más largo, ya que que todo salió a pedir de boca.
Los beneficios son evidentes: los residentes reciben atención personalizada y un acompañamiento diario que renueva su sentido de pertenencia.
“Las personas mayores sienten a menudo que son una carga”, afirma Sanna Kosonen, “tenemos que cambiar esta mentalidad. El envejecimiento no es una enfermedad. Todo el mundo merece vivir una vida con sentido, también en la vejez”.
El modelo fomenta el bienestar físico y emocional de los residentes, animándolos a participar en la vida cotidiana, ya sea ayudando en la preparación de las comidas, poniendo la mesa o, simplemente, disfrutando de la compañía de los demás. Así es como muchos de ellos experimentan una profunda transformación, recuperando la vitalidad y la alegría de vivir.
“Uno de los residentes nos dijo que ojalá hubiera podido venir aquí unos años antes”, rememora Eeva Nenonen.
Volver a conectarse con la naturaleza

Durante unos quince años, Kosonen ha formado a cientos de cuidadores y ha prestado apoyo a numerosos hogares de acogida.
La naturaleza desempeña un papel central en el modelo de Sanna Kosonen.
“¿Por qué una persona que ha vivido cerca de la naturaleza toda su vida iba a perder esa conexión en la vejez?”, pregunta.
En los hogares de acogida como el de los Nenonen, los mayores residentes pueden reencontrarse con el aire libre, ya sea recolectando bayas, yendo a pescar o sentándose alrededor de una hoguera. Hasta los placeres más sencillos, como el sabor de las frambuesas recién cogidas o el aroma de las lilas, pueden despertar recuerdos entrañables en las personas que padecen demencia.
“Como me dijo un residente en cierta ocasión, en el bosque no tienes que preocuparte de cometer errores”, recuerda Kosonen.
Un movimiento que no para de crecer

Sanna Kosonen apuesta por la especialización de las enfermeras. Una enfermera formada específicamente en acogimiento familiar podría ofrecer un mayor apoyo, tanto a otros cuidadores como a los residentes.
En estos momentos Finlandia cuenta con unas 250 residencias de acogida para personas mayores, y el número no hace sino aumentar. En 2021, gracias al apoyo de miles de cuidadores, más de 3.300 ancianos se beneficiaron de este modelo. Sanna Kosonen también ha expuesto el concepto ante colegas de Estonia y Zambia, demostrando así la adaptabilidad del modelo a las distintas culturas.
“Se suele decir que Finlandia es un laboratorio del envejecimiento”, señala Kosonen. “Podemos inspirar a otros mostrándoles cómo es envejecer bien en una sociedad que se adapta a las personas mayores. Tenemos una importante población de ancianos y ahora debemos asegurarnos de que tengan unas buenas vidas, llenas de sentido, formando parte de la comunidad”.
Para Sanna Kosonen, se trata de una misión sumamente personal. Su propia abuela fue firme defensora de la acogida de ancianos, convirtiéndose ella misma en residente, llegado el momento. Kosonen la acompañó en sus últimos días.
“Cuando le llegó la hora de irse, me dijo que yo estaba exactamente donde tenía que estar”, cuenta Kosonen.
Una visión global

Sanna Kosonen desea que en el futuro la enfermería y los centros de acogida trabajen codo con codo para poder atender mejor a los ancianos.
La labor de Kosonen está ganando un reconocimiento cada vez mayor. En junio de 2025, se celebró en Helsinki el Congreso Mundial del Consejo Internacional de Enfermeras (CIE). Cerca de 6.500 enfermeras de todo el mundo se reunieron allí para intercambiar ideas.
Su modelo, desarrollado junto con la Asociación de Acogida Familiar de Finlandia, es la prueba fehaciente de todo lo que se puede llegar a lograr gracias a una atención humana, basada en la comunidad. Se trata de una visión de futuro en la que envejecer no solo significaría sobrevivir, sino prosperar con dignidad, vínculos y alegría.
Texto y fotografías de Emilia Kangasluoma, junio de 2025