En movimiento: Un recorrido visual por el activo estilo de vida de los finlandeses

En Finlandia, el ejercicio físico suele estar integrado en la vida cotidiana, no sólo como actividad, sino como fuente de diversión, resiliencia y conexión. Nuestro reportaje fotográfico explora las diferentes actividades que practican los finlandeses de todas las edades para mantenerse en forma, desde jugar al disco golf o disco volador y practicar la natación, hasta dar simplemente paseos por el bosque.

El exgimnasta y bombero Mauri Heino, de 74 años, le dedica ahora su tiempo al ciclismo de carretera y a estar activo siempre que puede. Durante 40 años, mantener la forma física fue algo esencial para su trabajo de bombero pero, ahora que está jubilado, Mauri no ha aminorado el ritmo.

“Cuando me pongo en marcha prefiero hacerlo con el viento en contra, porque luego es más fácil volver a casa con el viento a favor”.

Un hombre juega al disco golf en un bosque primaveral.

Timo Stenman, de 62 años, suele empezar las mañanas de verano jugando una partida de disco golf.

“El disco golf consiste en perseguir la sensación de victoria, al tiempo que se hace ejercicio, y sirve de  escape de las preocupaciones cotidianas”.

Un hombre patina por un camino de asfalto flanqueado por árboles.

Jukka Toivanen tiene 60 años y para él el deporte es una forma de vida. Le gusta esquiar, correr, nadar y hacer ejercicio en el gimnasio.

“Lo mejor es compartirlo con gente afín. Es como meter dinero en el banco: es tiempo para ti mismo y las buenas sensaciones están garantizadas”.

Una mujer nada en una piscina.

Para Helena Harju, de 60 años, la natación es importante para aliviarle el dolor de espalda y porque, además, le aporta alegría en su vida cotidiana. Le encanta estar en el agua y no pierde la ocasión de hacerlo.

“Los comienzos pueden ser difíciles, pero la decisión de ir a nadar siempre acaba siendo gratificante”.

Un niño chuta un balón de fútbol hacia una portería.

Motivado por la Copa del Mundo, Tiitus, de 11 años, decidió ponerse jugar al fútbol, algo que acabó convirtiéndose en una afición compartida con su padre, Jaakko Vehkaperä, de 49 años. El deporte es una forma de estrechar lazos y pasar tiempo juntos.

“Nos basta con echar un partido en plan tranquilo, porque lo más importante para nosotros es estar juntos”.

Un hombre hace flexiones de piernas en un gimnasio al aire libre.

Roland Räsänen, de 25 años, sufrió una operación en ambas muñecas debido al trabajo físico que desempeñaba y, tras su recuperación, sintió un fuerte deseo de volver a hacer ejercicio.

“Al principio, hasta cargar con las bolsas de la compra me resultaba difícil, pero ponerme en movimiento me devolvió poco a poco las fuerzas”.

Ahora trabaja con niños y jóvenes, y su objetivo es motivar a otras personas y dar a conocer la importancia de mantenerse activo para el bienestar general.

Dos jóvenes juegan al baloncesto en una cancha al aire libre.

Pekka Partinen, de 23 años, y Ville Holopainen, de 22, forman parte de una pandilla de amigos que se conocen desde la escuela primaria. Su afición compartida por el deporte les ha mantenido unidos a lo largo de los años.

“El deporte mantiene la mente en orden, y hacer ejercicio en compañía también ayuda a mantener los vínculos sociales. El buen rollo se multiplica cuando se comparte”.

Una mujer camina por un campo de golf con una bolsa de palos.

Para Annika von Behr, de 52 años, en el golf se combinan a la perfección el desafío y el ejercicio: el año pasado se hizo casi 1500 kilómetros, solamente andando por el campo. Annika también practica pilates, pádel y corre al aire libre.

“Me resulta difícil imaginarme mi vida sin el ejercicio. Estoy agradecida de tener buena salud”.

Una mujer está sentada en una piragua y sostiene en sus manos unos prismáticos.

Mientras practica el piragüismo, Ilona Koskela, de 30 años, combina el ejercicio con la observación de la naturaleza.

“Remar implica a todos los sentidos: el paisaje sonoro, los olores y la calma que los rodea. En las aguas protegidas de un delta fluvial puedo ver especies que, de otro modo, nunca podría ver. Mientras remo, me siento conectada con la naturaleza”.

Una mujer pasea con su perro por una colina rocosa en un bosque.

Tytti Lallo, de 36 años, mejora su actividad diaria paseando con su perro, Gadi, durante una hora cada vez que salen. Gadi, que ya tiene una edad, ha reducido el ritmo, cambiado las carreras por el olfateo.

“El bosque cercano de Parque Central de Helsinki es el lugar perfecto para relajarse, tanto para los humanos como para los perros. Se pueden avistar ciervos y refugiarse sencillamente en la tranquilidad del bosque, lejos de toda estridencia”.

Fotos y texto de Mikko Suutarinen