Una de las canciones es una balada heroica al estilo de Bruce Springsteen sobre una autopista, otra relata la conmovedora historia de alguien a quien se le desparrama la compra por el suelo de la cocina, y la tercera es un divertido acercamiento al “sí” y al “no”, dos palabras que la gente suele confundir después de tener un accidente cerebrovascular. Lo que las tres tienen en común es una letra que da consuelo, que está llena de fuerza y que tiene un cierto toque de melancolía.
Se trata de las canciones que Heikki Salo ha compuesto para el programa de rehabilitación dirigido a pacientes de ictus de Teppo Särkämö, que es profesor adjunto de Neuropsicología de la Universidad de Helsinki.
Salo, que nació en 1957, lleva desde mediados de los 80 al frente de la banda de rock Miljoonasade (“Como si lloviera un millón”) y además ha compuesto éxitos para muchos otros grupos y cantantes finlandeses. También ha hecho música para niños, programas de televisión y una aplicación de musicoterapia, así como libros de texto, libros escolares y cursos de composición, algunos de los cuales formaban parte de programas para discapacitados.
Aunque claramente está bien cualificado para la tarea, Heikki Salo dice en tono jovial: “¡Me imagino que el motivo de que me pidieran que me uniera al proyecto fue mi edad! Precisamente por mi edad, comparto la misma realidad con muchos de estos pacientes de rehabilitación”.
El estado de ánimo mejora gracias a la música
El objetivo del proyecto es desarrollar un programa de rehabilitación a distancia para pacientes de ictus basado en la música, cuyo ensayo clínico comenzará a principios de 2025.
“Estamos muy avanzados en el desarrollo de esta herramienta de rehabilitación destinada a que los pacientes puedan entrenarse en casa y potenciar sus funciones verbales, motrices y cognitivas, lo cual incluye la atención y la memoria, además de mejorar su estado de ánimo y sus expectativas”, afirma Särkämö.
Si el programa resulta eficaz, Särkämö espera que esté a disposición de los pacientes con ictus para que lo utilicen junto con la fisioterapia y la logopedia convencionales.
En este proyecto son fundamentales las canciones que Salo ha hecho exprofeso, basándose en su amplia experiencia en diversos géneros y en su investigación personal sobre el tema.
“El trabajo me ha llevado un año y medio”, nos explica. “Durante los seis primeros meses me dediqué a leer todo lo que llegaba a mis manos sobre accidentes cerebrovasculares, afasia, etc. Durante ese periodo, se me ocurrieron decenas de ideas para canciones. Teppo Särkämö y su equipo de investigación eligieron las que les parecieron buenas, creando así las pautas para mi trabajo”.
Las canciones tratan sobre temas cercanos a los supervivientes de ictus y se centran en palabras que los pacientes afásicos pueden practicar a través del canto y la terapia de entonación melódica. Para hacerlo posible, Salo colaboró con el musicoterapeuta Jyrki Nikkilä, con quien ya había trabajado en una app musical, así como con los propios pacientes.
Nikkilä y él estuvieron participando en las reuniones para personas en rehabilitación que se llevaban a cabo en salas de chat. “En ellas hablábamos de lo que era importante para ellos y escuchábamos sus deseos”, explica Salo. “En otoño de 2023, cantamos las primeras canciones con miembros del grupo de rehabilitación”. Después, sometió a revisión el material que había compuesto.
“Componer es un trabajo solitario en sí mismo”, afirma. “Me ayudó el tener una lista de palabras que resultaban importantes para los pacientes de rehabilitación. Las incorporé aquí y allá en los textos, utilizándolas para descubrir nuevos temas y para crear las frases de entonación melódica para el estudio.
“Hablo de los problemas de relación, de las depresiones, los miedos y las esperanzas de los pacientes. Mi intención es siempre emocionar a las personas que van a cantar las canciones, también a los que están en rehabilitación y a sus seres queridos. Pero lo que he pretendido, sobre todo, es que suenen como canciones normales”.
El poder de los recuerdos musicales
Särkämö nos explica que la utilidad de la música en la rehabilitación de pacientes con ictus y otros trastornos neurológicos está demostrada.
“Muchos elementos musicales, como el ritmo, la melodía, la letra y la carga emocional vienen siendo utilizados con éxito en la rehabilitación de pacientes con ictus desde hace tiempo”, dice. “Los movimientos realizados al ritmo de la música pueden ayudar a recuperar la capacidad de andar y mover las extremidades. La entonación melódica y el canto pueden mejorar la comunicación y las habilidades verbales. Y escuchar música a diario puede ayudar a recuperar la memoria y la atención, al tiempo que alivia la depresión”.
Los afásicos, aquellos que han perdido la capacidad de hablar, a menudo pueden seguir cantando, y los que padecen demencia suelen evocar los recuerdos desencadenados por una canción familiar de su infancia o juventud.
“Escuchar una canción conocida provoca emociones, que a su vez son la clave para evocar recuerdos personales y autobiográficos”, dice Särkämö.
En el cerebro, el habla se localiza sobre todo en el hemisferio izquierdo, pero el canto se da en ambos hemisferios, por lo que puede servir de puente para la recuperación del habla.
En el programa de la Universidad de Helsinki se combinan el canto, la interpretación de instrumentos, los movimientos rítmicos y las audiciones musicales que los pacientes llevan a cabo en casa, con ayuda de una tableta y vídeos de entrenamiento. También tienen sesiones semanales a distancia con un musicoterapeuta.
Aunque en estudios anteriores los distintos elementos del programa ya habían resultado beneficiosos para la recuperación del ictus, siempre se habían utilizado por separado.
“Nuestro proyecto los combina todos en una plataforma remota de fácil acceso, para que la música pueda emplearse en la rehabilitación de forma más amplia y con mayor versatilidad”, afirma Salo. “Por descontado, confiamos en que los pacientes disfruten utilizándola. Eso es fundamental para el éxito y los resultados del ensayo”.
A Salo ya le están llegando comentarios positivos de los pacientes.
“Una mujer que cantaba una de mis canciones me preguntó si podía recortar el estribillo y pegarlo en la puerta de su nevera para poder leerlo todos los días”, dice. “Ahí me di cuenta de que iba por buen camino”.
Por Wif Stenger, noviembre de 2024