Bajo un espeso manto blanco se esconde una montaña de nieve de más de 200 000 metros cúbicos que se extiende a lo largo de cientos de metros y se eleva otros ocho. Esta nieve bastaría para cubrir con una capa de un metro de grosor unos 28 campos de fútbol europeos.
Todo un espectáculo en verano.
Estamos de visita en Ruka, una de las principales estaciones de esquí de Finlandia, es julio y el aire perece temblar por el calor.

Matti Parviainen lleva trabajando en Ruka desde 1980.
El director de las pistas de Ruka, Matti Parviainen, camina por la ladera nevada, evitando con cuidado los charcos y el barro.
Un pequeño grupo de renos descansa a la sombra, refrescándose. Cuesta imaginar que dentro de unos pocos meses, gracias a la nieve acumulada del invierno anterior, estas pistas estarán repletas de esquiadores y aficionados al snowboard.
Un enclave impresionante con soluciones inteligentes

Ruka produce gran parte de su nieve artificial durante los meses más fríos del invierno, utilizando cañones. Fabricar nieve en invierno es mucho más respetuoso con el medio ambiente y resulta más rentable que hacerlo durante el otoño, cuando las temperaturas son más suaves.
Situada en el municipio de Kuusamo, en el norte de Finlandia y cerca de su frontera oriental, Ruka es famosa por lo impresionante de su naturaleza: vetustos bosques, arroyos caudalosos y sinuosas colinas.
El Rukatunturi es un monte que se eleva unos 500 metros, y la estación tiene 41 pistas en las se puede esquiar más de 200 días al año, de octubre a mayo.
Sin embargo, incluso aquí, esquiar en octubre sería imposible sin una solución inteligente.
Mucho antes de la llegada de los sistemas de refrigeración modernos, la gente conservaba los alimentos en frío gracias a la nieve o el hielo, cubriéndolos con serrín para aislarlos. Y esa misma idea, precisamente, es la que se utiliza en la actualidad para conservar la nieve.
Ruka empezó a experimentar con el almacenamiento de nieve a finales de la década de los 90, siendo probablemente la primera estación de esquí del mundo en hacerlo. Las primeras pruebas a gran escala se llevaron a cabo en 2016.
Pocos saben más sobre el tema que Matti Parviainen, que lleva esquiando toda su vida y que, con la ayuda de su padre, debutó en estas mismas pistas a finales de la década de los 60, nada menos que a los cuatro años.
“Necesitábamos ofrecer a nuestros visitantes una fecha de apertura fija”, nos explica Parviainen. “Es difícil lograrlo cuando se depende de la nieve natural, y fabricar nieve cuando el clima es cálido y lluvioso, está claro que no tiene sentido”.
Cultivar la nieve

Junto con las de Ylläs y Levi, situadas más al norte, la estación de esquí de Ruka es una de las principales de Finlandia. La estación de Levi también se sirve de nieve almacenada para garantizar que la temporada dé comienzo lo antes posible.
Durante los primeros años, en Ruka se estuvo utilizando un pequeño terreno de pruebas para el “cultivo de nieve”. Los métodos y los resultados fueron variables, pero se aprendieron valiosas lecciones y, con el tiempo, esta técnica ha demostrado ser lo suficientemente eficaz como para seguir apostando por ella.
Ahora, llegado el final de la temporada de esquí, las máquinas pisanieves recogen enormes cantidades de nieve y la depositan en la zona norte de la estación, preparada para ser devuelta a las pistas en otoño.

En el norte de Finlandia, los renos vagan y pastan libremente por las zonas de pastoreo. En verano suelen descansar junto a los montículos de nieve para mantenerse frescos.
Actualmente Ruka utiliza tres métodos para almacenar la nieve: con serrín, con el que se consigue conservar el 80 %, aunque es sucio y por lo tanto se utiliza con moderación; con tela aislante blanca, más fácil de manejar, pero con una pérdida de hasta un 40 %; y con un aislante plástico especial desarrollado por la empresa finlandesa Snow Secure, que es el que ofrece un mayor equilibrio, ya que conserva alrededor del 80 % de la nieve, sin ensuciar.
“Llevamos décadas estudiándolo”, afirma Antti Lauslahti, director general de Snow Secure. “El almacenamiento es la forma más ecológica y energéticamente eficiente de garantizar que haya nieve antes de tiempo”.
Snow Secure está exportando su experiencia, llevándola a Europa y Norteamérica. La tecnología finlandesa de conservación de la nieve es toda una realidad.
Listos para la temporada de esquí

A lo largo de la vida de Matti Parviainen, los inviernos en el norte se han acortado notablemente. En los últimos 50 años el periodo en que el río Oulanka, cercano a Ruka, permanece cubierto de hielo se ha reducido en un promedio de casi dos meses.
Al bajar las temperaturas con la llegada del otoño, se retira el material de aislamiento y se procede a esparcir por las pistas la nieve que ha sido conservada.
En Ruka, la nieve almacenada basta para abrir cinco pistas, cada una de ellas cubierta de una capa de nieve de alrededor de 1,6 metros de grosor, lo que proporciona una base sólida para los esquiadores y los aficionados al snowboard.
La nieve también se almacena para el esquí de fondo, y eso permite que en Ruka se puedan abrir las pistas de competición, incluso antes de que caiga la primera nevada.
Las familias curiosas y los primeros turistas no son los únicos que están impacientes por comenzar la temporada de invierno. Según Parviainen, muchos equipos internacionales suelen ser de los primeros en llegar a las pistas para entrenar.
“En octubre, las únicas opciones que existen para entrenar en todo el mundo son Ruka o los glaciares alpinos”, afirma. “Las reducidas dimensiones de Ruka son una ventaja. El remonte apenas tarda dos minutos, lo que permite que los deportistas hagan a diario un mayor número de descensos”.
¿Y qué hay de él? ¿Será uno de los primeros en lanzarse a las pistas?
“Seguro”, afirma Parviainen. “Después del verano, los primeros descensos de la temporada siempre resultan fantásticos: es estupendo, cuando empieza el invierno”.
Texto y fotos: Emilia Kangasluoma, octubre de 2025