El Festival de la Canción de Eurovisión, uno de los mayores y más longevos acontecimientos de la cultura pop, lleva desde 1956 congregando a seguidores de todas las edades y de más de 50 países. Todo un campeonato de euro-pop que ha alumbrado a megaestrellas de la talla de ABBA, Céline Dion y Julio Iglesias.
Finlandia participó por primera vez en 1961, y con el tiempo se fue ganando el dudoso honor de ser el país que más candidaturas había presentado sin conseguir jamás la victoria, quedando la última en 11 ocasiones y sin superar nunca el sexto puesto, hasta 2006.
“Éramos como esos primos del campo que nunca pueden competir con los chicos guay de la ciudad”, recuerda Hannah Norrena, locutora de radio en Yle, el Ente Público de Radio y Televisión de Finlandia.
Y entonces ocurrió lo inimaginable: con su aspecto monstruoso, Lordi, una banda de heavy metal de lo más teatral, ganó el festival con el mejor resultado de la historia, con el tema Hard Rock Hallelujah. Para Finlandia se trató de un triunfo nacional, solo equiparable a la conquista de su primer campeonato mundial de hockey sobre hielo, en 1995.
El talento finlandés arrasa en Suecia

KAJ, el grupo finlandés elegido por el público para que represente a Suecia en Eurovisión en 2025, está formado por tres jóvenes del oeste de Finlandia. De izquierda a derecha: Axel Åhman, Kevin Holmström y Jakob Norrgård.
Foto: Erik Åhman
En 2025, Finlandia se ha convertido en exportadora de talento eurovisivo. Suecia ha elegido a KAJ, un grupo cómico finlandés, para representarla con el tema Bara bada bastu (más o menos, “Vamos a la sauna”), mientras que uno de los autores de la canción que representará a Estonia es también finlandés.
En 2021, Finlandia se situó entre los seis primeros con el grupo de metal Blind Channel, y dos años más tarde estuvo a punto de ganar Käärijä, un peculiar rapero finlandés que lucía un llamativo bolero verde chillón. Aunque arrasó en la votación popular, perdió frente a Suecia en la votación del jurado profesional.
El Festival de Eurovisión es organizado por las cadenas públicas de casi todos los países europeos, y cada año Yle selecciona formalmente la candidatura de Finlandia.
Desde 2012, Yle organiza varias eliminatorias públicas denominadas Uuden Musiikin Kilpailu (UMK, “concurso de música nueva”). El UMK está despertando cada vez más interés en el extranjero, y ya son miles los fans eurovisivos que cada año ven la final nacional finlandesa desde sus países. Esto representa un buen augurio para Finlandia en Eurovisión, ya que los residentes de los 56 países participantes en la Unión Europea de Radiodifusión pueden votar por la canción de cualquier país, excepto por la que representa al suyo.
¡Lordi, aleluya!

Lordi, la monstruosa banda finlandesa de heavy metal, ganó Eurovisión en 2006 con el mejor resultado de la historia del festival, con la canción “Hard Rock Hallelujah”.
Foto: Markku Ulander/Lehtikuva
Según Jouni Pihkakorpi, presidente del club de fans de Eurovisión OGAE Finlandia, la victoria de Lordi supuso un cambio en las reglas del juego.
“Por fin nos dimos cuenta de que podíamos mandar al festival el tipo de música que se nos da bien, que es el rock”, dice Norrena.
“Lo más importante es que aprendimos a tener confianza”, añade. “A fuerza de ser tan mediocres en Eurovisión, nos habíamos acostumbrado a perder. ¡Pero entonces llegó Lordi y nos abrió las puertas a la posibilidad de ganar!”.
Además de los monstruos rockeros y de Blind Channel, en las propuestas finlandesas ya había muchas guitarras rockeras desde Vicky Rosti, en 1987. En 2015, la banda Pertti Kurikan Nimipäivät ofreció una atronadora intervención de punk puro y duro de 86 segundos de duración, que dejó boquiabierto al público del concurso. Fue la primera banda punk en la historia de Eurovisión, y cuyos miembros se convirtieron en los primeros participantes eurovisivos con discapacidad.
Éxitos y fracasos

Los alegres fans de toda Europa suelen exhibir sus banderas durante la retransmisión del Festival de Eurovisión.
Foto: Vesa Moilanen/Lehtikuva
Las composiciones finlandesas han abarcado desde el bluegrass, el folk y el reggae hasta La Dolce Vita de Anneli Saaristo, de tintes flamencos, que quedó séptima en 1989. Hasta entonces, la mayoría de las candidaturas resultaban entrañablemente locales. Ahora, pasado el tiempo, algunas de aquellas canciones suenan cursis de una manera inocente, incluso hasta decir basta, a pesar de los esfuerzos de superestrellas nacionales de la talla de Vesa-Matti Loiri y Katri-Helena.
“El pecado de Finlandia siempre fue ser demasiado modestos o inseguros”, afirma Pihkakorpi. “Como consecuencia, las canciones solían ser sosas y carentes de sorpresa, salvo en contadas excepciones. Ahora me siento orgulloso de que Finlandia se atreva a enviar canciones poco convencionales y diferentes, pero que gustan a la gente”.
Hasta principios de milenio, casi todas las candidaturas se interpretaban en finés, pero el éxito de Käärijä y Saaristo demostró que eso no era necesariamente un problema. Sin embargo, la popularidad internacional en el pasado no es garantía de éxito en Eurovisión, como demuestran los recientes fracasos del productor electrónico Darude y de la banda de pop-rock The Rasmus.
La red social

Käärijä, un extravagante rapero finlandés ataviado con un estridente bolero verde, arrasó en la votación popular de 2023, pero perdió frente a Suecia en la votación del jurado profesional.
Foto: Malin Lövkvist/Aftonbladet/Lehtikuva
Norrena destaca la creciente importancia de las redes sociales, y señala que “Blind Channel, Käärijä y The Rasmus elaboraron contenidos sociales divertidos que atrajeron a los fans internacionales. Es el encanto de Käärijä lo que le ha llevado al segundo puesto. La yuxtaposición de su arrogante canción y su humilde personalidad resultó mágica”.
El bloguero eurovisivo y presentador de eventos Tony Latva (también conocido como DJ Werneri) no solo está de acuerdo, sino que señala que “Käärijä ha trabajado muchísimo entre bastidores y eso también ha contribuido a su éxito. Tiene una personalidad fantástica, tiene un gran directo y bastantes canciones muy buenas. Eurovisión le brindó una plataforma de lanzamiento increíble para su carrera”.
En 2025, la organización del festival le pidió a Käärijä que volviera: algunos de los antiguos concursantes son invitados a actuar como parte de las celebraciones eurovisivas.
Latva comenta que en la actualidad es fundamental saber trabajar en red. “No basta con una canción buena, única y pegadiza”, añade. “Käärijä demostró que la capacidad vocal también importa, porque está claro que los jurados lo valoran. Y hoy en día es casi un requisito ser capaz de impactar en cierto grado”.
Opina que el sistema de la UMK resulta fundamental para el desarrollo de los nuevos talentos.
“El éxito de Käärijä cambió la actitud de los artistas en Finlandia”, afirma. “El UMK produce ahora éxitos para la lista finlandesa de singles e impulsa la popularidad de muchos artistas, aunque no salgan elegidos. Por ejemplo, Erika Vikman recibió un gran empujón en su carrera en 2020 (quedó segunda en el UMK), antes de ser elegida para representar a Finlandia en 2025”.
Por Wif Stenger, mayo de 2025