Las puertas del tranvía número 2 se deslizan de par en par y yo me subo, dejando atrás el aire húmedo del otoño. Dentro, el suave murmullo de las conversaciones se mezcla con el chirriar de los zapatos sobre el caucho mojado del suelo. Un grupo de adolescentes se apretuja en el asiento contiguo al mío, riendo y bromeando, mientras el tranvía arranca lentamente.
El motor emite un zumbido constante. Las ruedas traquetean al atravesar un cruce. La tapicería del asiento de enfrente lleva estampado un mapa esquemático de la red de tranvías, cuyas líneas rojas que se entrecruzan sobre la tela gris. Sobre nosotros una pantalla parpadea con información meteorológica actualizada y anuncios de temporada de marcas de ropa.
Aunque estas escenas y sonidos puedan parecer corrientes, para mí, como para mucha gente de Helsinki, tienen un atractivo no carente de nostalgia.
Adentrarse en la historia

Los primeros tranvías que se pusieron en funcionamiento en Helsinki en 1891, iban tirados por caballos y solo circulaban por dos líneas cortas. Aunque eran lentos y su funcionamiento resultaba caro, estos vagones de madera marcaron el inicio del transporte urbano sobre raíles.
Foto: Karl Mitterhusen / Museo de la Ciudad de Helsinki
Este es el pensamiento que me acompaña mientras me dirijo al barrio de Töölö y entro en el Museo del Tranvía, ubicado en una antigua cochera construida en 1900. Este sábado, precisamente, el museo está en plena ebullición porque se celebra Tramtastic!, un evento familiar de carácter anual.
Niños y niñas bailan en el escenario al son de una alegre música. Las familias se agolpan alrededor de las mesas de manualidades, donde los críos pueden diseñar sus propios esquemas de color para los tranvías con lapiceros de tonos llamativos. Se oye el ruido de sus piececitos, subiendo y bajando los escalones de metal de los vagones históricos.
La colección del museo es una invitación al juego. Los visitantes suben a los vagones de madera con guarniciones de latón, se sientan en los bancos, pulidos por tantas décadas tranportando pasajeros, e imaginan cómo sería el trayecto diario al trabajo un siglo atrás. Una de las piezas más llamativas es un tranvía tirado por caballos de la década de 1890. “Durante diez años, los tranvías fueron de tracción equina”, nos explica Suvi-Tuuli Waltari, educadora del Museo de la Ciudad de Helsinki. “Más tarde, en 1900, llegó de Alemania el primer tranvía a motor”.
Una ciudad que crece sobre raíles

El tranvía pikkuruotsalainen («el pequeño sueco»), construido por ASEA en Suecia, con su vagón abierto de verano se convirtió en algo muy querido para la ciudad. Los vagones abiertos eran tan apreciados en los días calurosos, que los pasajeros a veces viajaban en los estribos o saltaban antes de que el tranvía se detuviera por completo.
Foto: Kaj Arnold-Larsen / Museo de la Ciudad de Helsinki
La electrificación se produjo en un momento en que Helsinki estaba creciendo. “A principios del siglo XIX, la ciudad aún era pequeña y la gente podía ir a pie a casi todas partes”, dice Waltari. “Pero a medida que Helsinki se expandía, era necesario disponer de medios de transporte para la población. En los años veinte y treinta, las líneas de tranvía ya abarcaban toda la ciudad y estaban realmente saturadas”.

Aunque los coches de caballos abiertos estaban destinados al uso estival, la escasez que sufrió Finlandia durante la guerra obligó a que fueran utilizados también en invierno, cubiertos con lonas. Su momento final de gloria llegó con los Juegos Olímpicos de Helsinki de 1952, cuando la multitud se subió a ellos por última vez, antes de que desaparecieran del tráfico diario.
Foto: Museo de la Ciudad de Helsinki

Los primeros tranvías tirados por caballos empezaron a funcionar en Turku en 1890, pero la empresa no tardó en quebrar y el servicio se suspendió en 1892. Los tranvías reanudaron su actividad en 1908 con la puesta en marcha de la red eléctrica, que en los años 30 ya se había convertido en una parte muy importante de la vida cotidiana, y conectaban el puerto, la plaza del mercado y los suburbios, entonces en pleno crecimiento.
Foto: Birger Lundsten / Museo de la Ciudad de Turku

Los tranvías eléctricos de Turku operaron durante casi 64 años, hasta 1972, cuando el sistema fue desmantelado. El aumento del tráfico de vehículos y el cambio a los autobuses fueron dos soluciones que, en aquel momento, se consideraron más modernas, pero que supusieron el fin de la era del tranvía en la ciudad.
Foto: Carl Jacob Gardberg / Museo de la Ciudad de Turku
A pesar de la guerra y del invierno, los tranvías siguieron funcionando. Durante los años 40 del pasado siglo, cuando los autobuses se pusieron al servicio del ejército, los tranvías se convirtieron en el principal medio de transporte público de la ciudad. Sin embargo, en los 60 su futuro se volvió incierto. Muchas ciudades europeas eliminaron sus sistemas de tranvías, y Helsinki estuvo a punto de hacer lo mismo.

Durante la guerra, los tranvías fueron un medio de transporte esencial. Mientras que la escasez de combustible limitaba a los demás medios de transporte, fueron los tranvías los que mantuvieron la ciudad en movimiento, dándole a la gente la sensación de que la vida cotidiana tenía una continuidad.
Foto: Museo de la Ciudad de Helsinki
“Nos faltó poco para eliminar todo el sistema de tranvías tal como hicieron en Turku (ciudad del suroeste de Finlandia)”, afirma Waltari. “Pero en la década de los 60 empezaron a hacerse oír otras opiniones relación al medio ambiente y la democracia. Los coches grandes no son la mejor solución a todo”.
Una solución que sigue siendo viable

El proyecto Kruunusillat (Puentes de la Corona), cuya inauguración está prevista para 2027, supondrá que haya nuevas conexiones para tranvías, bicicletas y peatones a lo largo de la costa este de Helsinki, gracias a las cuales habrá un aumento de la accesibilidad sin que aumente el tráfico de automóviles.
Ilustración: WSP Finland
Aquella decisión de mantener los tranvías se percibe ahora como una medida con visión de futuro: desempeñan un papel fundamental en la red de transporte de Helsinki, conectando barrios a los que no llegan los autobuses ni el metro, reducen la congestión y, por sus bajas emisiones, constituyen una alternativa fiable a los desplazamientos en coche.
Los tranvías son el complemento de otros medios de transporte, ya que contribuyen a crear un sistema que funciona de manera eficiente, tanto para los viajeros habituales como para las familias y los turistas. Dicho sistema no deja de crecer, y en el momento de redactar este artículo ya hay varias líneas nuevas en funcionamiento o en fase de planificación. En 2023 se inauguró una nueva línea de tren ligero que atraviesa de este a oeste la parte norte de Helsinki, y hay un nuevo puente que conecta el tráfico de tranvías del barrio de Hakaniemi, en el centro, con la isla de Laajasalo, al este.

Tampere ya se planteó la posibilidad de implantar una red tranviaria en 1907, pero los planes se paralizaron debido a la Primera Guerra Mundial y a las limitaciones económicas. Finalmente, más de un siglo después, en 2021, los primeros tranvías comenzaron a circular, inaugurando una nueva era del transporte público para la ciudad.
Foto: Wille Nyyssönen / Tampereen Raitiotie Oy
Aunque Helsinki posee la red más antigua y extensa del país, los tranvías ya no son de su dominio exclusivo. En 2021, la ciudad de Tampere, en el sur de Finlandia central, puso en circulación un moderno tren ligero, cuyos vagones rojos circulan ya por la calle Hämeenkatu. Turku, que jubiló su último tranvía en 1972, está realizando estudios de viabilidad y considerando seriamente la posibilidad de reintroducir este medio de transporte.
“Tramstalgia”, o la nostalgia de los travías

En 2013, los tranvías Artic MLNRV-3 entraron en servicio en Helsinki. Fabricados para adaptarse a las pronunciadas curvas, las colinas empinadas y los gélidos inviernos de la ciudad, están equipados con piso bajo, bogies pivotantes y frenos regenerativos.
Foto: Emilia Kangasluoma
El cariño que los helsinkienses sienten por los tranvías no es solo de tipo práctico, sino también algo profundamente personal. Sus característicos vagones verdes y amarillos son muy queridos. En la década de los 70, la ciudad ensayó una nueva carrocería naranja y gris, pero la reacción del público no se hizo esperar y fue contundente. “La gente se enfadó mucho y exigió que se volviera al verde y amarillo”, comenta Waltari con una sonrisa.

La serie Valmet Nr I entró en servicio en 1973, seguida en 1983 por la serie Nr II, prácticamente idéntica. Originalmente, los tranvías estaban pintados en gris claro con franjas naranjas, en lugar del tradicional verde y amarillo. Debido a la mala acogida por parte del público, la empresa pública de trasportes HSL comenzó a renovar la decoración en 1986 y para 1995 todas las unidades habían sido repintadas en verde y amarillo. Todavía hay algunos tranvías de la serie Nr I y Nr II que siguen formando parte de la flota de Helsinki.
Foto: Vapriikki Photo Archive
También sus sonidos forman parte de la identidad de la ciudad: el rumor del motor eléctrico, el traqueteo de las ruedas en los cruces, el ruido de las puertas al abrirse y cerrarse. “Cuando renovamos esta exposición, recopilamos los recuerdos de la gente sobre el transporte público”, cuenta Waltari. “La mayoría recuerda los sonidos del tranvía como algo que les transmite una sensación de hogar”.
Un transporte para todos

La línea 15 del tren ligero de Helsinki se inauguró en 2023 y fue la primera de este tipo en Finlandia. Los vehículos son más largos, hay menos paradas y alcanza velocidades más altas que los tranvías normales. Conecta el este de Helsinki con Espoo, al oeste, sin necesidad de pasar por el centro de la ciudad.
Foto: Merja Wesander / Museo de la Ciudad de Helsinki
Al salir del museo, vuelvo a subir al número dos y me siento. Hay gente de todo tipo: un joven que mira su teléfono, una anciana con bastón, un grupo de mujeres que charlan sobre el lector de tarjetas en sueco (una de las lenguas oficiales de Finlandia). Durante un rato todos compartimos el mismo viaje.
Este espacio compartido es el resultado de una serie de decisiones deliberadas. Los suelos bajos y las puertas anchas facilitan el acceso a las familias con cochecitos y a los pasajeros en silla de ruedas.
La señalización clara y los lectores de tarjetas de transporte en varios idiomas son de gran ayuda para los usuarios novatos. Los vehículos modernos son silenciosos y eficientes, como también lo son los modelos setenteros que aún forman parte de la flota y que comparten con estos las mismas vías.
Ordinario y extraordinario

Apodado cariñosamente “la banana” por su color amarillo y su forma angular, este es el tranvía más trabajador de Helsinki. Mantiene las líneas en perfecto estado limpiando y quitando la nieve de las vías, e incluso aplicando glicerina en los cables aéreos para evitar que se forme hielo en ellos.
Foto: Pekka Vyhtinen / Museo de la Ciudad de Helsinki
Mientras el tranvía recorre calles y lugares de referencia que me son familiares, el zumbido constante del motor y el traqueteo periódico de las ruedas sobre las vías van creando un ritmo tranquilo, propicio para la meditación.
Caigo en la cuenta de que estos trayectos son ordinarios y extraordinarios al mismo tiempo. Y es que el tranvía es más que un simple medio para desplazarse por Helsinki: es un hilo conductor que une la historia, la vida cotidiana y el futuro de mi ciudad.
Texto por Tyler Walton, Octubre 2025