Una caminata nocturna al corazón de la música folk finlandesa

Kaustinen, una pequeña ciudad finlandesa famosa por su rica tradición de música folk, da la bienvenida a los asistentes al festival con una singular caminata nocturna a través de bosques empapados por la lluvia y mágicos acantilados. Mientras los violines resuenan en el crepúsculo, senderistas de todo el mundo se reúnen para experimentar la música y la naturaleza bajo el cielo del verano boreal que nunca se oscurece.

Un mosquito zumba junto a tu oído. Tus calcetines ya están mojados por los charcos que empapan tus zapatillas de senderismo y la persona que va delante de ti casi resbala en el granito liso. Detrás de ti, se ve una hilera de impermeables de colores que se adentra en el bosque de pinos.

Sin embargo, nadie se queja. En el aire se oye el sonido de las risas, un leve olor a repelente de mosquitos y, en algún lugar a lo lejos, el sonido de un violín.

Te damos la bienvenida a Kaustinen, un minúsculo municipio del oeste de Finlandia de poco más de 4.000 habitantes, conocido sobre todo por ser la sede del mayor festival de música folk de los países nórdicos. Aquí, la celebración de la música tradicional, que dura una semana, no comienza con fuegos artificiales ni grandes inauguraciones, sino con algo mucho más memorable: una caminata nocturna al bosque.

Un festival como ningún otro

Dos personas bailan delante de unos músicos mientras una multitud las observa.

Johanna Laurila y Hendrik Clercx no pudieron resistirse a la música y se pusieron a bailar, algo que ocurre a menudo en Kaustinen.

Llueve, como a veces ocurre en el verano finlandés. Pero en el aparcamiento de la escuela de un pequeño pueblo de Järvelä, la gente se está atando las botas.

Los ánimos están por las nubes. Una nueva edición del Festival de Música Folk de Kaustinen está a punto de comenzar.

La caminata nocturna está abierta a todos y ofrece dos rutas: un circuito de 4,5 km o uno más largo de 15 km. A lo largo del sendero, los participantes se detienen para disfrutar de música folk en directo: a veces en un claro del bosque, en ocasiones junto a una hoguera.

Este año, la lluvia impidió que los instrumentos llegaran al bosque. Pero los músicos continuaron tocando en el patio de la escuela antes de partir. El grupo Me Esiintyjät (Nosotros, los Intérpretes) creó el ambiente con un animado vals y una melodía alegre. Algunos senderistas, sin inmutarse por la llovizna, incluso bailaron.

Un sendero musical a través del bosque

Personas con equipo de lluvia caminan por un sendero a través de un bosque.

Un poco de lluvia no molesta a los senderistas, ya que los finlandeses están bien acostumbrados a los días lluviosos.

La caminata comienza a través de un suave bosque de pinos, y luego se estrecha en senderos más pequeños y embarrados. Un guía local del club Perhonjokilaakson Retkeilijät (Senderistas del Valle de Perhonjoki) dirige al grupo de más de cien participantes entre los árboles.

Las gotas de lluvia agitan los charcos. Un pájaro solitario trina. El bosque huele a musgo y a lluvia. Aunque la caminata comenzó a las 8 de la tarde, el cielo aún es claro. En Finlandia, la oscuridad apenas se hace presente a principios de julio.

Grandes rocas cubiertas de musgo yacen en un bosque. Al fondo se eleva un acantilado.

Cuenta la leyenda que un trol vive en algún lugar de estos acantilados.

El grupo se adentra en el bosque y llega a un lugar que parece sacado de un cuento de hadas: los acantilados de Pööskallio. Según el folclore local, aquí viven trolls entre las enormes rocas. Allí de pie, no es difícil de creer.

Es hora de hacer una pausa. Los participantes sorben de termos, quitan el envoltorio a tabletas de chocolate y se apoyan en las rocas.

La música une a las personas

Tres personas sonrientes conversan frente a un acantilado boscoso.

Ilya Crols (izquierda), Joosje Holstein y Hendrik Clercx se conocieron en un campamento de música. La caminata fue para ellos un agradable descanso, ya que los últimos días se habían dedicado exclusivamente a crear música.

Entre los senderistas se encuentran Joosje Holstein, de países Bajos, e Ilya Crols y Hendrik Clercx, de Bélgica. Están aquí como parte de Ethno Finland, un campamento de música juvenil que reúne a jóvenes músicos folk de todo el mundo.

Un prado de hierba y flores en germinación, con un bosque al fondo.

La ruta de la caminata nocturna serpentea por diversos paisajes, llevando a los excursionistas primero a los afloramientos rocosos de Pööskallio y luego a las alturas de Isokallio.

«El bosque es precioso», comenta Holstein. «Nunca habría acabado en un lugar así por mi cuenta».

«¡Y esta luz vespertina! Es muy especial», añade Clercx, mientras observa el cielo, ahora teñido de rosa.

Este es uno de esos momentos en que los desconocidos se convierten en compañeros.

Isokallio: punto álgido del sendero

Dos mujeres jóvenes posan con las cabezas juntas ante un paisaje boscoso que se pierde en la distancia.

Anni-Marija Vauhkala (izquierda) y Tytti Huttunen se graduaron recientemente en la escuela de educación secundaria superior de Kaustinen, especializada en música. El instrumento principal de Vauhkala es el violín, Huttunen toca el violonchelo.

Alrededor de las 10 pm, el grupo llega a Isokallio, el punto más alto del sendero. La vista se abre sobre el bosque, extendiéndose en todas direcciones.

En la cima se alza una tradicional kota finlandesa (una cabaña de madera) donde un fuego arde suavemente en espera de las salchichas.

Anni-Marija Vauhkala y Tytti Huttunen están descalzas sobre un montículo cubierto de musgo.
Su calzado ya estaba empapado, así que se dieron por vencidas. Pero la incomodidad no importa.

«Crecí rodeada de bosques, por lo que aquí me siento como en casa», afirma Vauhkala.

«Empezar el festival con un largo paseo por la naturaleza, ¿qué puede haber mejor?»

Huttunen asiente.

«Me encanta el senderismo, y combinarlo con música folk en directo. Es una experiencia asombrosa».

De vuelta al punto de partida

El grupo de música folk Me Esiintyjät (Nosotros, los Intérpretes) es un grupo de jóvenes músicos que solo tocan en la caminata nocturna anual.

Mientras recorre los últimos kilómetros, el grupo desciende por el bosque, de regreso al punto de partida. La música folk se oye desde lejos, calentando suavemente el aire del atardecer.

La lluvia ha amainado.

Es casi medianoche, pero nadie tiene prisa por irse. Se habla de saunas y baños en el río Perho, de los conciertos que hay que ver mañana, de lo inesperadamente mágica que ha resultado esta tarde lluviosa.

En Kaustinen, la música folk no duerme ni bajo la lluvia, ni siquiera en mitad de la noche.

Texto y fotos de Emilia Kangasluoma, julio de 2025