Hablemos de actividad física, pero no de la que persigue obtener medallas de oro o adornar los podios olímpicos, sino de la que pertenece a todos, esa variedad deliciosamente informal, cuyo único objetivo es conseguir unas mejillas sonrosadas, un ligero sudor y un estado de ánimo más vital.
Esto es domingo cualquiera en Finlandia: vigorosos paseantes en pos de sus 10 000 pasos diarios o, en invierno, esquiadores deslizándose por bosques nevados que podrían ser el escenario de un documental sobre la naturaleza nórdica.
¿Qué lleva a los finlandeses a subirse a la bici en cuanto perciben el primer atisbo de la primavera, o a salir a los senderos para practicar marcha nórdica, ese invento finlandés que consiste en caminar con unos bastones parecidos a los que se usan para esquiar?
Los comienzos del fitnes en Finlandia

El esquí de fondo forma parte de la vida de los finlandeses desde hace siglos. Estos dos hombres fueron fotografiados en 1917, mientras esquiaban sobre la espesa nieve caída aquel invierno.
Foto: Axel Tammelander/Vapriikki
En Finlandia hubo un tiempo en que el fitnes y el deporte no formaban parte de las conversaciones cotidianas.
Hace unos siglos, la mayoría de los finlandeses obtenían su cupo de actividad física de la vida cotidiana. Después de cortar leña, acarrear agua y arar los campos, no tenían mucha necesidad (ni ganas) de salir correr al aire libre por pura diversión.
Cuando la gente hacía ejercicio por razones que no fueran de pura supervivencia, solía tratarse de juegos, competiciones o reuniones de la comunidad y no por lo que llamaríamos “ejercicio”, en el sentido moderno de la palabra.
Pero algo empezó a cambiar en el siglo XIX. Tal vez fuera la influencia de la ilustración pública, o la difusión de las tendencias en materia de salud de la Europa continental, traídas a Finlandia por la élite intelectual. Fuera cual fuera el motivo, cada vez más gente empezó a hacer deporte por placer.
La fundación, en 1856, del primer club deportivo de Finlandia, el Segelföreningen i Björneborg (Club Náutico de Pori), fue la primera semilla de un movimiento que no hizo sino crecer. Enseguida empezaron a brotar clubes deportivos por todo el país, como flores silvestres en primavera.

Varias mujeres jóvenes hacen gimnasia en esta imagen histórica sin datar. La gimnasia desempeñó un papel importante en la promoción de la salud pública en Finlandia.
Foto: Matti Luhtala/Vapriikki
Organizaciones cívicas como las sociedades por la templanza, asociaciones juveniles y sindicatos, también adoptaron la actividad física como parte de su misión. Por ejemplo, los batallones de tiradores y los cuerpos de bomberos voluntarios promovían las actividades físicas, especialmente las competiciones de esquí.
A finales del siglo XIX, la gimnasia ya formaba parte de los programas escolares, y el ejercicio se consideraba una forma de mejorar la salud física de los ciudadanos.
Las victorias olímpicas de principios del siglo XX desataron una auténtica fiebre deportiva y fortalecieron el orgullo nacional. Finlandia ganó sus dos primeras medallas olímpicas en 1906 y para los Juegos Olímpicos de París de 1924 su palmarés ascendió a 37.
Un giro en la vida cotidiana

La carrera de esquí de Pirkka comenzó en los años 50 y continúa celebrándose en la actualidad. Con un recorrido de 90 kilómetros, cada año atrae a más de 1000 participantes.
Foto: U.A. Saarinen/Museovirasto
A medida que avanzaba el nuevo siglo, la vida cotidiana de los finlandeses fue cambiando significativamente. Un número cada vez mayor de personas se trasladó del campo a la ciudad y muchos trabajos empezaron a exigir más agudeza mental que fuerza física.
El ejercicio ya no era una parte sistemática de la vida cotidiana, sino que, para mantener la forma física, la gente tuvo que ponerse a hacer ejercicio de manera consciente.

En esta foto de 1948, un grupo de hombres corre por un campo de deportes, lo que refleja el gran interés que durante la posguerra se despertó en Finlandia por la forma física y el atletismo organizado.
Foto: U.A. Saarinen/Museovirasto
Lauri “Tahko” Pihkala, uno de los defensores más acérrimos del ejercicio físico en Finlandia, sostenía que la existencia de una población fuerte y activa era esencial, no sólo para la salud individual, sino para la fortaleza de la nación en su conjunto. La preparación física se consideraba un deber cívico y parte de la defensa nacional.
Se animaba a la gente a practicar el esquí y correr al aire libre, no por la necesidad de desplazarse de un lugar a otro, sino por el simple placer de moverse. En 1938, la fundación de la asociación Suomen Latu (Sendero de Finlandia) marcó un punto de inflexión: el país contaba ahora con su primera organización dedicada específicamente a promover la actividad física recreativa entre los ciudadanos de a pie.
La semana de cinco días y el boom del fitnes

Un hombre utiliza unos aparatos de gimnasia hechos de madera en Pirkkola, al norte de Helsinki, al aire libre y en pleno invierno de 1974.
Foto: Eeva Rista/Museo de la Ciudad de Helsinki
A finales de los años 60 se produjo un cambio significativo en la conducta de los finlandeses, cuando muchos lugares de trabajo adoptaron la semana de cinco días.
Especialmente en las zonas urbanas, las oportunidades de practicar actividades físicas aumentaron considerablemente. Para la década de los 70, Finlandia ya había construido docenas de complejos de natación, lo que permitía practicar deportes acuáticos durante todo el año ‒una importante combinación entre el ejercicio físico y el ocio‒ sobre todo en invierno, cuando no se podía nadar al aire libre. Además de los centros de natación, la mayoría de los municipios construyeron pistas deportivas y rutas de footing para promover el estilo de vida activo.
Estar en forma se puso de moda, por no hablar de los chándales.

Un hombre posa con el chándal del club deportivo Perniön Urheilijat en esta foto de 1974. En el siglo XX, el chándal se fue popularizando en Finlandia a medida que crecía la afición por fitnes.
Foto: Kari Pulkkinen/Museovirasto
La cultura del fitnes crecía y, con ella, la demanda de ropa deportiva y funcional. En el siglo XIX y principios del XX, había pocas prendas diseñadas específicamente para hacer ejercicio. Pero a mediados del siglo XX, se popularizaron prendas más elásticas y cómodas, como los chándales, que por su comodidad y estilo, no solo servían para hacer ejercicio, sino también para vestir de manera informal.
El chándal se convirtió en el icono de una época en la que la concienciación sobre el ejercicio físico se propagó por Finlandia. Debido a que había gente que vestía de chándal todo el tiempo y no sólo para hacer deporte, la prenda también fue objeto de chistes sobre el sentido de la moda, pero estaba claro que esta ya se había hecho un hueco en la identidad nacional. En lo que respecta a la moda, el chándal ha experimentado altibajos y resurgimientos a lo largo de las décadas, pero todavía sigue suscitando reacciones nostálgicas o irónicas.
El ejercicio en Finlandia hoy en día

En Finlandia la popularidad del deporte de orientación de remonta a muchos años. En esta fotografía de 1983 se ve a dos chicos participando en una prueba.
Foto: Hannu Lindroos/Museovirasto
Hoy en día las instituciones públicas, a nivel nacional y municipal, fomentan en gran medida la práctica del ejercicio físico. Desde la construcción de carriles bici y pistas para correr al aire libre, hasta la financiación de gimnasios, el mensaje es claro: la salud de los ciudadanos redunda en una sociedad más sana y en la reducción de los costes de la sanidad pública.
¿Y para qué tanto sudar?, se preguntarán. ¿Es que los finlandeses persiguen tener unos buenos abdominales, mejorar su salud, o es que simplemente buscan un poco de paz mental? Probablemente se trate de todo eso. UKK, el Instituto de Investigación para la Promoción de la Salud de Finlandia, afirma que la mayoría de los finlandeses en edad de trabajar hacen ejercicio para sentirse en forma, despejarse la mente y mantener a los médicos lo más lejos posible.
Las caminatas y las sesiones de gimnasio son las actividades predilectas, mientras que los niños practican el fútbol como si se tratara de un rito de iniciación. No importa dónde vivas, hay siempre muchas oportunidades: piscinas, pistas para correr y gimnasios al aire libre. Incluso hay tramos de escaleras para hacer ejercicio al aire libre, desde 100 hasta varios centenares de peldaños.
Quién sabe, a lo mejor quieres seguir el ejemplo del actual presidente de Finlandia y ferviente triatleta, Alexander Stubb, que en cierta ocasión dijo: «Una hora de ejercicio te dará dos horas de energía al día».
Por Emilia Kangasluoma, junio de 2025