Reseña de la historia finlandesa

Momentos clave de la historia de Finlandia en pocas palabras: las épocas Sueca y Rusa y la Independencia.

El reino de Suecia

Hasta mediados del siglo XII, el territorio actualmente ocupado por Finlandia era un espacio políticamente vacío que interesaba por igual a sus dos importantes vecinos: Suecia, fiel a la iglesia de Roma, y Novgorod (Rusia), alineada con la iglesia bizantina. Aquélla logró imponer su voluntad, y en 1323 ambas potencias suscribieron un tratado por el que las áreas occidental y meridional de Finlandia quedaban incorporadas a Suecia y a la cultura europea occidental, y sólo la oriental, llamada Carelia, al mundo ruso-bizantino.

Bajo el dominio sueco se arraigó en Finlandia el ordenamiento jurídico y social escandinavo. El feudalismo no fue parte del sistema, y los campesinos finlandeses nunca sufrieron la servidumbre, sino que siempre mantuvieron su libertad individual. La ciudad de Turku, fundada en el siglo XIII, era el principal centro urbano y la sede episcopal.

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El castillo de Turku es el más antiguo de los castillos medievales de Finlandia. Su construcción fue iniciada en el siglo XIII y concluyó a finales del siglo XVI. © Banco de imágenes del Ente Nacional de Turismo

La Reforma encabezada por Lutero a principios del siglo XVI no tardó en llegar a Suecia y Finlandia para desplazar a la iglesia Católica. El luteranismo dio lugar a un gran ascenso de la cultura en lengua finesa. En 1548 el obispo de Turku, Mikael Agrícola (1510—1557), introductor de la Reforma en Finlandia, tradujo el Nuevo Testamento al finés, dando origen de esta manera al idioma escrito. La Biblia completa aparecería en 1642.

Suecia vivió luego un período de gran potencia (1617—1721), durante el cual extendió sus dominios a todo el litoral del mar Báltico, y aprovechando la debilidad de Rusia, empujó hacia el este la frontera finlandesa. Con la consolidación de la administración central en Estocolmo, el imperio de la ley sueca se extendió a Finlandia en el siglo XVII. Muchos altos funcionarios eran suecos, con lo que se reforzó la posición del idioma de la metrópolis.

Finlandia, gran ducado ruso (1809-1917)

Cuando a principios del siglo XVIII Suecia perdió en los campos de batalla su condición de gran potencia, Rusia aumentó su presión sobre Finlandia, hasta conquistarla en la guerra de 1808—1809.

Durante el dominio sueco, Finlandia había sido meramente un grupo de provincias sin una entidad nacional, gobernadas desde Estocolmo, capital a la sazón de todo el reino. Pero la anexión a Rusia en 1809 significó para Finlandia convertirse en una unidad nacional y territorial, un Gran Ducado autónomo en el que el zar de todas las Rusias, su titular, estaba representado por un gobernador general.

El órgano superior de gobierno era el Senado, cuyos miembros eran todos finlandeses, y el zar ordenó que las cuestiones finlandesas le fueran presentadas personalmente por un secretario de estado, también finlandés, residente en San Petersburgo, lo que significaba que la administración del Gran Ducado era ejercida directamente por el emperador, sin interferencias de la intrigante corte rusa.

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Una vista de Helsinki, Oscar Kleineh (1846 – 1919).

El ilustrado zar Alejandro I, Gran Duque de Finlandia entre 1809 y 1825, concedió a su dominio una amplia autonomía, dando origen de esa manera el estado finlandés. La iglesia Luterana y el idioma sueco mantuvieron su posición oficial en el país, pero la capital fue trasladada a Helsinki en 1812, y la Universidad, fundada en Turku en 1640, le siguió en 1828.

Durante el período de la autonomía, el movimiento nacionalista finlandés cobró impulso: Elias Lönnrot recopiló los versos del poema épico nacional finlandés, el Kalevala, y lo publicó en 1835.

El Decreto del idioma firmado en 1863 por Alejandro II, marcó el comienzo del proceso a través del cual el finés ganó el status de lengua oficial de la administración pública. Aunque sólo una séptima parte de la población hablaba sueco como idioma materno, éste retuvo su posición dominante hasta comienzos del siglo XX.

En 1863 también fue convocada la Dieta finlandesa después de más de medio siglo de receso. Desde entonces sesionó regularmente, desarrollando una activa labor legislativa, uno de cuyos hitos fue la Ley de servicio militar de 1878, que dio a Finlandia su ejército propio.

Con el pretexto de la eliminación del «separatismo finlandés», San Petersburgo inició una política también conocida como la «rusificación», que dio lugar al «primer período de represión» (1899—1905) y más adelante al segundo (1909—1917). En el intervalo, la revolución de 1905 en Rusia dio a Finlandia un breve respiro, durante el que se instituyó en 1906 un nuevo cuerpo legislativo mediante la que puede considerarse la reforma parlamentaria más radical del continente en su época: la antigua Dieta de cuatro estados fue reemplazada por una asamblea unicameral, elegida por sufragio universal, y las mujeres finlandesas fueron las primeras del continente en alcanzar el derecho a voto en elecciones parlamentarias.

La república independiente

El 6 de diciembre de 1917 el Parlamento aprobó la declaración de independencia emitida por el Senado presidido por P.E. Svinhufvud (1861—1944).

Al mismo tiempo, la ruptura entre los partidos de izquierda y derecha se había tornado irreconciliable, y a fines de enero de 1918 aquellos protagonizaron una insurrección que obligó al gobierno a huir de Helsinki. Estalló una cruenta guerra civil que terminó en mayo de 1918 con el triunfo de las tropas leales, comandadas por el general Carl Gustav Mannerheim (1867—1951). En el verano de 1919 se instauró la república y K. J. Ståhlberg (1865—1952) fue elegido su primer presidente.

La joven república independiente se desarrolló vigorosamente durante los años veinte. Las heridas abiertas en la guerra civil fueron aliviadas por medidas conciliatorias, que incluyeron la incorporación al gabinete del partido Socialdemócrata, que incluso llegó a formar un gobierno de minoría en 1926—1927.

Aunque Finlandia en sus comienzos intentó una política exterior basada en la cooperación con Estonia, Letonia, Lituania y Polonia, pronto advirtió que no tenía otra garantía de seguridad que la que le daba su condición de miembro de la Liga de las Naciones, y cuando en la década de los treinta ésta evidenció su incapacidad para preservar la paz mundial, el Parlamento finlandés adoptó la orientación escandinava de neutralidad.

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Durante la Guerra de Invierno, las tropas finlandesas de esquiadores, cuyos uniformes blancos los transformaban en los fantasmas de la nieve, infligieron graves pérdidas al ejército de Rusia. La resistencia de Finlandia ante la superioridad de la fuerzas rusas llegaría a ser legendaria en todo el mundo. A diferencia de otros países del continente europeo que se vieron envueltos en la Segunda Guerra Mundial, Finlandia no fue ocupada jamás por fuerzas extranjeras. © SA-kuva

En agosto de 1939 Alemania y la Unión Soviética suscribieron un pacto de no agresión, que incluía una cláusula secreta que sometía a Finlandia a la esfera de influencia de Moscú. Cuando Helsinki negó a la URSS el permiso para establecer bases militares en su territorio, ésta rescindió el pacto de no agresión que ambos países habían firmado a finales de 1932, e inició las hostilidades en el istmo de Carelia, el 30 de noviembre de 1939. La «guerra de Invierno» finalizó con la paz firmada en Moscú, el 12 de marzo de 1940, por la que Finlandia tuvo que ceder sus provincias del sudeste a la URSS.

Cuando Alemania invadió la Unión Soviética en el verano de 1941, Finlandia se sumó a las hostilidades como cobeligerante con aquélla. Esta guerra, llamada «de Continuación» concluyó con el Armisticio de septiembre de 1944: Además de los territorios anteriormente perdidos, Finlandia tuvo que ceder a la URSS el enclave de Petsamo sobre el mar Ártico. Los términos del armisticio fueron confirmados en 1947 por el Tratado de Paz de París.

El mariscal Mannerheim, erigido presidente de la República hacia el final de la guerra, fue sucedido en 1946 por J.K. Paasikivi (1870-1956), que centró su política en la creación de relaciones de paz y confianza mutua con la Unión Soviética.

En 1952 se celebraron los Juegos Olímpicos de Helsinki, y en 1955 el país ingresó en la Organización de las Naciones Unidas y en el Consejo Nórdico. Cuentan entre los logros de la cooperación nórdica el establecimiento de un mercado laboral nórdico conjunto, en 1954, y una unión de pasaporte, en 1957.

En 1956 fue elegido presidente Urho Kekkonen, que trabajó activamente para consolidar y ampliar la posición internacional de Finlandia, desarrollando una política de neutralidad activa, visible en muchas iniciativas del país, como la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa, celebrada en Helsinki en 1975.

Urho Kekkonen dirigió a Finlandia durante un cuarto de siglo, antes de renunciar por problemas de salud. Mauno Koivisto fue elegido presidente en 1982.

Historia reciente

La primavera de 1987 fue testigo de otro viraje político decisivo, cuando los conservadores de la Coalición Nacional y el partido Socialdemócrata formaron un gobierno de mayoría, que permaneció en el poder hasta 1991. Después de las elecciones de ese año, los conservadores y el partido de Centro (ex partido Agrario) formaron gobierno, dejando en la oposición a la socialdemocracia.

Los cambios radicales producidos en la arena política internacional a fines de los ochenta y principios de los noventa, incluyendo la disolución de la Unión Soviética, se reflejaron en Finlandia en una mayor independencia de la actividad intelectual y espiritual, y en un incremento de la capacidad de maniobra en la política exterior. Finlandia reconoció la posición de Rusia como estado continuador de la URSS, y en 1992 firmó con ella un tratado de buena vecindad.

La necesidad y la oportunidad de unirse a la Comunidad Europea (CE) se fortalecieron significativamente cuando Suecia presentó en el verano de 1991 su solicitud de adhesión a la CE, y a fines de ese mismo año se derrumbó la Unión Soviética. En 1992, Finlandia presentó su solicitud de admisión a la Comunidad Europea, y ésta fue aprobada en mayo de 1994 por el Parlamento de la flamante Unión Europea (UE). En el referéndum celebrado en octubre del mismo año, el 57% de los votantes se pronunció por la adhesión, y en noviembre el Parlamento la aprobó, por 152 votos contra 45, entrando en vigor el primero de enero de 1995.

En las elecciones parlamentarias de 1995, el partido de Centro sufrió una amplia derrota, y el presidente de la Socialdemocracia, Paavo Lipponen, encabezó su primer gobierno, basado en los socialdemócratas y los conservadores de la Coalición Nacional. La Unión de Izquierda, los Verdes y el partido del Pueblo Sueco completaron el gabinete ministerial.

También las elecciones parlamentarias de 2003 cambiaron la composición política del gobierno. La Coalición Nacional fue excluida del gobierno, cuya composición estaba formada por el Partido del Centro, los socialdemócratas y el Partido Popular Sueco. Debido a la presión política, Anneli Jäättenmäki, líder de los centristas, tuvo que renunciar, y en junio de 2003, Matti Vanhanen asumió el cargo de Primer Ministro.

En 2006 las elecciones presidenciales tuvieron un giro inesperado. La presidenta Tarja Halonen, del lado izquierdo del espectro político, gano a su oponente conservador Sauli Niinistö con menos de cuatro puntos de porcentaje.

En las elecciones de 2007, el parlamento se inclinó hacia la derecha, cuando la Coalición Nacional salió victoriosa y los socialdemócratas perdieron un gran porcentaje de escaños.

En las elecciones de 2007 el parlamento se vio notablemente desplazado hacia la derecha cuando el Partido de Coalición Nacional obtuvo una gran victoria y el Partido Socialdemócrata sufrió una marcada pérdida. El primer ministro Matti Vanhanen, del Partido del Centro, continuó en su cargo formando un gobierno de coalición conservador-centralista que comenzó su mandato en abril 2007. De 20 ministros, ocho representan el Partido del Centro y ocho el Partido de Coalición Nacional. Los Verdes y el Partido Popular Sueco también fueron concedidos cargos ministeriales.

Últimamente la política de seguridad de Finlandia ha sido tema de un acalorado debate. Y agregando su propio ingrediente a esta disputa estaba la ampliación de la Unión Europea y de la OTAN en 2004, eventos que colocaron a Estonia, Letonia y Lituania – vecinos de Finlandia – entre los nuevos miembros de ambas organizaciones. En junio 2008 el parlamento de Finlandia aprobó los cambios a la constitución de la Unión Europea en el tratado de Lisboa.

Presidentes de Finlandia

Kaarlo Juho Ståhlberg (1865–1952) 1919–1925
Lauri Kristian Relander (1883–1942) 1925–1931
Pehr Evind Svinhufvud (1861–1944) 1931–1937
Kyösti Kallio (1873–1940) 1937–1940
Risto Ryti (1889–1956) 1940–1944
Gustaf Mannerheim (1867–1951) 1944–1946
Juho Kusti Paasikivi (1870–1956) 1946–1956
Urho Kekkonen (1900–1986) 1956–1981
Mauno Koivisto (1923–2017) 1982–1994
Martti Ahtisaari (1937–2023) 1994–2000
Tarja Halonen (1943-) 2000-2012
Sauli Niinistö (1948-) 2012–

Por Seppo Zetterberg, actualizado en mayo de 2017