Dando forma al futuro

ThisisFINLAND magazine 2016

Una nueva y dinámica generación de talento finlandés está atrayendo la atención de las principales casas de moda, de la prensa internacional y de los cazatalentos. Muchas de estas estrellas emergentes tienen una cosa en común: a todas les ha influido el trabajo pionero de la catedrática de la Universidad de Aalto, Pirjo Hirvonen.

 Cuando la directora de talentos de Vogue Italia, Sara Maino, asistió a la semana de la moda Pre Helsinki, la veterana editora de moda y cazatalentos le dijo al diario finlandés Helsingin Sanomat que estaba «sorprendida».

Además del talento nuevo y brillante, lo que más sorprendió a Maino fue la excelente calidad del programa de diseño de moda de la Facultad de Arte, Diseño y Arquitectura de la Universidad Aalto. En los últimos cinco años, los estudiantes que se gradúan en esta universidad son contratados por importantes firmas de moda entre las que destacan firmas como Lanvin y Maison Margiela o Marimekko y Balenciaga, han ganado prestigiosos premios de la industria y han recibido la atención de revistas como W y Wallpaper y Vogue Paris.

Por el contrario, hace diez años, la moda finlandesa, con escasas excepciones, no ocupaba un lugar destacado en la prensa de diseño internacional. ¿Qué ha ocurrido entonces?

«Partió de nosotros», contesta Pirjo Hirvonen, catedrática de diseño de moda en Aalto. «Hemos desarrollado una cultura completamente nueva en la que constantemente estamos renovando y desarrollando la forma en la que pensamos y trabajamos», dice Hirvonen, que fue Directora del Departamento de Diseño de Aalto entre 2008 y 2015 y que dirigió el programa de diseño textil y moda desde 2003 hasta 2008.

Además de una fuerte red de alumnos que ocupan posiciones clave en la industria en todo el mundo y que colaboran estrechamente con la facultad, hay un fuerte enfoque en el aprendizaje mediante la experimentación que diferencia a Aalto de otras facultades que ocupan primeros puestos en este ámbito como Parsons en Nueva York y Central Saint Martins en Londres.

«Nuestros estudiantes diseñan y fabrican sus propios materiales, tanto la tela estampada para una colección como cualquier otra cosa», dice Hirvonen. «Además, saben que si no pueden conseguir algo, lo pueden fabricar ellos mismos. Se trata de un modelo muy apreciado: no solo para esta industria, sino también como un modo de solucionar los problemas en cualquier ámbito», dice.

La necesidad es la madre de la invención

La visión de Hirvonen nace en gran parte de sus propias experiencias como joven diseñadora. Tras graduarse por la Universidad de Arte y Diseño (predecesora de la Universidad Aalto), Hirvonen trabajó como diseñadora en plantilla de ropa femenina durante los años ochenta y noventa.

«En aquel entonces, se nos formaba para crear ropa para la industria textil finlandesa».

Con la globalización, esa industria textil doméstica tenía todo pero desapareció.  Aunque Hirvonen dice que el cambio fue realmente una bendición disfrazada.

«Nos ha obligado a todos a pensar de un modo nuevo y a entender que esto es un campo de juego internacional, y que no es suficiente que sea bueno en Finlandia», dice Hirvonen.

Como a cualquier otro creador joven con muchas ideas para el mercado internacional, a Hirvonen le dijeron que sus ideas eran geniales pero que no gustarían a los clientes nacionales. «Esa respuesta era provinciana y aplastante», dice. Pero le dio las fuerzas para darle la vuelta a esa forma de pensar.

«Mi principal objetivo cuando comencé con el programa de moda era renovar la mentalidad y la forma de enseñar. Debe impulsarse la creatividad y la visión sin fronteras», dice.

Aprendiendo a vender

Pero las buenas ideas no son suficientes. También es imprescindible contar con un sólido conocimiento empresarial del mercado global. A este respecto, Hirvonen ha sido responsable de que se incluyan cursos de gestión empresarial como parte del programa de moda, y ha participado en proyectos europeos importantes con otras facultades y escuelas de diseño, ha iniciado estudios multidisciplinares dentro del departamento de diseño y ha allanado el camino para un nuevo programa del Máster de sostenibilidad.

«Nuestros estudiantes diseñan y fabrican sus propios materiales, tanto la tela estampada para una colección como cualquier otra cosa», dice Pirjo HirvonenFoto: Mirva Kakko/Otavamedia

«Contamos con gran cantidad de profesores visitantes que trabajan en este ámbito a nivel internacional, todo nuestro trabajo debe ser estratégico y operativo», dice Hirvonen. «Y es importante recordar que el talento no lo
forman solo los estudiantes, sino también los profesores. Y estos profesores con talento que entienden esta industria son esenciales».

El riguroso proceso de selección del programa incluye una semana presencial, durante la que los solicitantes se enfrentan a una serie de encargos.

«Es una destreza en sí saber cómo leer las señales correctas, un estudiante puede estar cansado o nervioso, pero es importante tener una visión general», dice Hirvonen. «Este campo exige una actitud auténtica y apasionada, impulso y talento, sin los cuales es imposible tener éxito», afirma.

Atreverse a ser original

Con frecuencia, la moda finlandesa se caracteriza por sus amplios trazos pero también por ser atrevida y a la vez también sensible, minimalista, sostenible y con conciencia social y medioambiental.

Hirvonen dice que aunque la mayoría de estas descripciones son ciertas, ella cree que hay un tema de coraje subyacente: «La moda finlandesa se caracteriza por atreverse a ser original y por seguir su propia visión».

«Esta nueva generación lo ha tenido muy fácil si se compara con las generaciones anteriores, pero también ha visto los peligros del consumismo, tiene una gran conciencia ecológica y política, y se plantea cuestiones importantes. Esto queda patente en sus diseños, puesto que no se trata de prendas desechables sino creaciones de larga duración que no están vinculadas a tendencias fugaces», dice Hirvonen.

Cuando se le pregunta sobre quién cree que será famoso en el futuro,

Hirvonen es como una madre: «Nunca favorezco a ninguno de mis estudiantes frente a los demás. Para mí son como panecillos que están en el horno: siempre puede aparecer un nuevo talento en cualquier momento».

Por Katja Pantzar abril 2016